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lunes, 3 de junio de 2013

LA VISIÓN CRÍTICA DEL PADRE FELIPE BERRÍOS SOBRE EL MOMENTO QUE VIVE LA IGLESIA CHILENA.

Se puede estar completamente o parcialmente de acuerdo o en total desacuerdo con Felipe Berrios, pero quedar indiferente frente a lo que dice este sacerdote jesuita, no parece ser posible a juzgar por las múltiples reacciones que han provocado sus palabras. Algunos usarán sus declaraciones para seguir fomentando sus ataques a la Iglesia, otros dirán que hizo una caricatura de la Iglesia, incluso pedirán perdón por sus generalizaciones y los que desde su parcialidad política siempre han criticado la Teología de la liberación, volverán con oportunismo a promover su crítica. Otros sacarán agua para sus “molinos políticos y sectarios”; pero la gente humilde, los pobres y los que han vivido la discriminación a la que él se refiere, seguramente tienen otra opinión, porque tienen otra experiencia. Para mí Felipe Berrios es una voz profética que incomoda como toda voz profética. Parece necesario leer lo esencial de las declaraciones de Berrios y hacer un discernimiento ético sobre la realidad que él observa y con honestidad y un buen razonamiento, resolver en conciencia en que se está de acuerdo o no y porque. Personalmente, concuerdo mucho con el Padre Berrios, porque he vivido y vivo o conozco situaciones concretas que él describe muy bien. Me parece evidente que en la Iglesia se da un secretismo que es contraproducente. A veces hay poca diligencia frente a abusos que son “secretos a voces”, esto hace perder “autoridad moral” a personas que necesariamente fundan su función en la credibilidad moral y no solo canónica, porque su ministerio no radica en la fuerza. Algunos creen que la Jerarquía de la Iglesia es equivalente a un Regimiento. Hoy no basta ser un “legítimo pastor”, hay que tener un testimonio de caridad y respeto por los fieles. El daño moral que hace un mal sacerdote no se mide por la cantidad de gente que se retira de la Iglesia. Un católico que tiene una experiencia de fe sólida, nunca se apartará de la comunión de los fieles, porque su espiritualidad no depende de lo que otros hagan o no hagan. El daño más grave que hace un mal agente pastoral es “corromper” a personas o formar redes de protección. Esta gente seguirá en la Iglesia, pero será cómplice de diversos abusos. Otros serán presionados a guardar silencio. En relación a esto último, hace unas semanas, escuchamos con mi esposa a una abuela que con mucho dolor nos contaba que su nieto había sido abusado sexualmente por un sacerdote de esta diócesis, hace unos años atrás, tenía unos 15 años. Este adolescente quedó muy mal sicológicamente. Ella lo vio sufrir y llorar. Nosotros no sabíamos nada y al parecer mucha gente lo sabe. Por vergüenza no se atreven a darle publicidad a esta situación. No le tienen confianza a la Jerarquía, piensan que nada se hará. Cuando un sacerdote cobra $ 25.000 o más por bautizar y la gente le dice: no tengo mucho dinero ¿le podría pagar la mitad? y la respuesta es no. Eso es un abuso. Cuando un sacerdote llega a una casa y se emborracha con un “amigo muy amigo” y la señora de este le pide que no siga bebiendo, que es tarde y el aludido, totalmente ebrio, le dice que no y lo tiene que expulsar con insultos y por esto pelea con su esposo, que quiere seguir tomando con su invitado, esto es corromper (en el sentido religioso y moral). Cuando un grupo de campesinos católicos pobres, le pide una audiencia a una autoridad eclesiástica para denunciar lo que ellos ven como algo muy negativo y esta autoridad por ser poco ilustrados los trata con cierto desprecio que ellos notan y no los escucha con respeto, esto es un abuso y el resultado es un daño para esta gente sencilla que quedará marcada de por vida con una mala impresión. Estos no son ejemplos. Son casos concretos. Si no se supera el secretismo y sobre todo el autoritarismo en la Iglesia, estos casos tendrán en el tiempo efectos demoledores. El Papa Francisco no concuerda con la opinión de algunos que supuestamente se preocupan por la “imagen de la institución” y así justifican el secretismo. El Papa Francisco es rotundo en afirmar que a los sacerdotes que abusan de menores: en estos casos, hay que quitar las licencias, no permitir ejercer más el sacerdocio al culpable, e iniciar un juicio canónico en el tribunal diocesano correspondiente. Dice: “Para mí, ésa es la actitud a tomar, no creo en las posiciones que plantean sostener cierto espíritu corporativo para evitar dañar la imagen de la institución. Esa solución creo que se propuso alguna vez en los Estados Unidos: cambiar a los curas de parroquia. Eso es una estupidez porque, de esa manera, el cura se lleva el problema en la mochila. La reacción corporativa lleva a tal consecuencia, por eso no estoy acuerdo con esas salidas”, Esto lo dijo cuando era el cardenal Bergoglio. El ex capellán de Un Techo para Chile, cargo que dejó en 2010, mantiene hoy un taller de carpintería en que intenta enseñar ese oficio a los pobres en la República Democrática del Congo, y en un cruce a Ruanda para renovar su visa de residencia fue entrevistado por Juan Manuel Astorga para el programa El Informante de TVN. En el diálogo explicó su partida de Chile, su visión de la Iglesia Católica en su relación con los pobres y con la elite más pudiente, el rol de los jóvenes en la actualidad política, las dificultades que teme en el pontificado de Francisco. Aquí, segmentos seleccionados de la entrevista: ¿POR QUÉ TE FUISTE DE CHILE? “Yo creo que la Iglesia ha caído en un lenguaje hace tiempo de secretismo, de verdades a medias y la gente se ha acostumbrado a estar leyendo entre líneas, y estar viendo complots y cosas así. Eso yo creo que ha perjudicado a que no crean que me vine porque yo creo que la situación que vivía la misma iglesia hace que tengamos que volver a sus fuentes, y volver a las fuentes es volver al servicio, estar junto a los más pobres, los desamparados, a cargar las pilas. Eso es lo que me trajo a venir acá, lo más genuino de un jesuita es la misión, que puede hacerse en Chile también, pero yo quería estar acá que son los más abandonados del planeta”. En un momento de la conversación, Berríos le pide a Astorga que nombre a 7 obispos de Chile. De inmediato responde que no puede hacerlo porque nadie los conoce: “No son líderes”. Más adelante apuntó: “Estos obispos son gente buena que no ha hecho nada malo, pero tampoco han hecho nada bueno. No son capaces de jugársela por los que sufren, por los pobres, haber detectado la desigualdad en Chile y haberla dicho, salvo en la última conferencia episcopal que hablaron del tema; más bien son católicos de los católicos y eso también lo percibimos los curas que no tenemos un pastor donde podemos jugarnos y ser críticos. (Yo) bendigo el anillo a una persona casada por segunda vez y al día siguiente tengo un llamado del arzobispo de Roma, pero si se bendice una sucursal bancaria que está chupándole la sangre a los chilenos no decimos nada, eso le resta credibilidad y jerarquía a la Iglesia”. “Hay grupos dentro de la iglesia que le han hecho daño tremendo a la elite chilena que ha hecho que se preocupe de unos ritos sin contenido buscando una salvación que Dios se la da gratuita, pero que quieren comprarla con buenas acciones, pero cuando tocan sus intereses económicos dejan de ser buenas acciones. Los culpables son los que les han enseñado un Dios que no le cuestiona eso”. “Si la Iglesia pudiese sacudirse de toda esa pompa y pudiera predicar el evangelio con gestos concretos, tendría mucho que decir. Pero los líderes eclesiásticos en Chile y en el extranjero que tenemos, han sido creados con eso de no quebrar ningún huevo, entonces no harán nunca tortillas”. DISCRIMINACIÓN EN COLEGIOS CATÓLICOS “Los colegios católicos no debieran ser excluyentes, deben ser abiertos a todos, a niños sin dinero, con papás separados o a quienes tengan otra creencia”. “Se ha puesto el acento en defender la libertad de la educación, pero no se ha puesto el acento en la liberad de poner a mi hijo donde yo quiera, eso hoy no es así”. “La Iglesia discrimina y la prueba de la blancura es, como lo dijo el Papa, que la iglesia debe ser de los pobres, y no lo está siendo, los pobres son visita, son motivo de caridad”. LOS JÓVENES. “(A los jóvenes) les hemos mostrado un Dios tan, por usar un término juvenil, tan rasca, insípido, un Dios que es más bien una moralina, que hace que los chiquillos prescindan de Dios, que no sea tema para ellos (…), pero cuando un chiquillo anda buscando la igualdad anda buscando a Dios”. “Los jóvenes están hechos para gastarse, para dar la vida, a soñar por sus ideales, pero hacemos que sean planificados, los llenamos de miedo, están todos endeudados, les hemos limado las garras (…) Me gustaría decirle a los jóvenes que no se metan en la maquinaria del consumo desenfrenado”. “El joven quiere cambios, no tienen los traumas nuestros y por eso estoy contento que Giorgio (Jackson) y Camila (Vallejo) se metan en política y creo que esta fuerza de cambio hay que transformarla en movimientos políticos para que sean reales los cambios”. LOS LIDERAZGOS Y EL COMPROMISO CON LOS OTROS: EL CASO DE LAGOS “Se ha ido buscando lo que yo quiero, mi propio interés, mi propia comodidad, y se ha ido perdiendo eso de que puedo hacer yo por los demás. Para mí fue muy interesante lo que pasó en la elección del Presidente (Ricardo) Lagos, en la primera vuelta. Lagos era un candidato que ofrecía un sueño, ofrecía sacrificio, pero casi pierde y en la segunda vuelta dijo, bueno yo ofrezco lo que la gente pide. Eso suena bonito, pero es complicado, porque la gente pide su propio confort, su propia estabilidad y no lo que es mejor para los otros”. EL “DIOS” DEL CONSUMO: EPISODIO EN TVN Berríos fue requerido respecto de que es lo que, a su parecer, creen los chilenos, en qué piensan, a qué se aferran. Respondió con un ejemplo de un diálogo en TVN: “Cuando estaba en Un Techo quisimos hacer una propaganda en la Navidad de una persona que imitaba a San José y a la Virgen y que golpeaban puertas pidiendo alojamiento, lo que tenía que ver con la Navidad, y el director de Televisión Nacional en ese tiempo me dijo que no porque Televisión Nacional era el canal de todos los chilenos y no podía comprometerse con ninguna tendencia política y ningún credo y eso era comprometerse con el credo. Le dije que era ridículo si la Navidad es un feriado justamente porque se celebra el nacimiento de Cristo. No lo pude sacar de eso y nos prohibió hacer ese comercial, pero yo le dije ´bueno saquen entonces al Viejo Pascuero porque el Viejo Pascuero es el Dios del consumo’. Yo creo que la mayoría de la gente está creyendo en el Dios del consumo, y eso produce un vacío enorme, dicen que creen en Jesucristo, pero en el fondo nuestro Dios se ha transformado en el Dios del consumo representado en el Viejo Pascuero”. Fuente: lanacion.cl Mario Andrés Díaz Molina: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule.

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