Entradas populares

sábado, 26 de enero de 2013

“Ese de quien habla Isaías soy Yo”.

“Ese de quien habla Isaías soy Yo”. DOMINGO 3 del Tiempo Ordinario - Ciclo "C" -27 de Enero de 2013 -Uno de los pasajes más impactantes de la Escritura es el que nos trae el Evangelio de hoy (Lc. 1, 1-4 y 4, 14-21). Es impactante, pero pasa bastante inadvertido, muy probablemente por la discreción de Jesús. Es aquel momento en que Jesús dice que es a El a quien se refiere la profecía de Isaías que anuncia la labor del Mesías. Nos dice el Evangelio que Jesús, habiendo ya realizado su primer milagro en Caná de Galilea, comenzó a enseñar en las Sinagogas. Es importante notar que existía un solo Templo, el de Jerusalén, donde se celebraban las grandes fiestas judías y había ceremonias en que los Sacerdotes ofrecían sacrificios. Pero, cada pueblo tenía su propia Sinagoga, donde cada sábado, se celebraba un oficio litúrgico en el que era fácil participar para leer y comentar la Palabra de Dios. Así fue como Jesús comenzó a darse a conocer: leyendo y enseñando en las Sinagogas sobre todo de Galilea. Nos dice San Lucas que “todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región”. Jesús, entonces, decide ir a Nazaret, el pueblo donde había crecido y vivido. Y ese Sábado -no por casualidad, sino seguramente porque como Dios, así lo dispuso- le tocó “el volumen de Profeta Isaías y encontró el pasaje en que estaba escrito” lo que se refería a la misión del Mesías: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva...” Siempre que se leía este trozo, la gente pensaba en ese personaje misterioso tan esperado por todo el pueblo de Israel. Pero ese día en que Jesús lee lo dicho sobre El, se le ocurre rematar la lectura diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Que es lo mismo que decir: “Ese de quien habla Isaías soy Yo”. Imaginemos el asombro de los presentes. ¡Pero cómo es posible! ¿No es éste Jesús, el hijo del carpintero? Nazaret era una ciudad pequeña. Todos lo conocían como un hombre cualquiera. ¡Y ahora venía a decir que era el Mesías! La discusión que se suscitó terminó con la sentencia tan conocida de que “nadie es profeta en su tierra”. Y hasta trataron de empujar a Jesús por un barranco. Pero El se les desapareció sin que se dieran cuenta. Hasta el momento de la aparición de Jesús como el Mesías, Dios había hablado a su pueblo por medio de los Profetas y también por medio de su Ley. Por cierto, la primera lectura pública de la Ley fue hecha después del regreso del exilio en Babilonia. Era un momento de celebración, que nos trae la Primera Lectura (Nehemías 8, 2-10). Todo el pueblo se congregó para oír la lectura de la Ley de Dios. Esa Asamblea convocada por Nehemías sirvió de modelo para lo que luego se haría en las Sinagogas. Todos se emocionaron al punto de lágrimas, por estar reunidos de regreso a casa, por poder escuchar juntos la lectura de la Ley de Moisés y por sentirse interpelados por ella. Fue un momento de gran solemnidad. Sin embargo, el momento que nos narra el Evangelio, cuando Jesús en su Sinagoga de Nazaret anunció el cumplimiento de la Profecía de Isaías era -en realidad- infinitamente más solemne e importante que la gran Asamblea de Nehemías. Pero parece mucho menos solemne, porque Jesús todo lo hacía en la mayor discreción, además tal vez por la suavidad con que sucedió el hecho y por la modestia de las circunstancias que lo rodearon: Jesús, un conocido de allí, sin la más mínima muestra de exaltación, lee la Profecía y declara que se estaba cumpliendo en El. Y es que había ya llegado el momento, “la plenitud de los tiempos”, en que Dios ya no hablaba por medio de los enviados, ni por medio de la Ley, sino que comenzó a hablar El mismo. Pero no le creyeron. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” (Jn. 1, 11). Y nosotros... ¿creemos en Jesucristo? ¿Y creemos en todo lo que nos ha dicho y dispuesto? ¿Creemos que El es el Mesías que vino a salvarnos? ¿Aprovechamos la salvación que El nos trajo? ¿Deseamos hacer todo lo necesario para salvarnos? La Segunda Lectura de San Pablo (1 Cor. 12, 12-30) nos describe el funcionamiento del Cuerpo Místico de Cristo, su Iglesia, que la constituimos todos, no sólo los Sacerdotes y Obispos. Y todos tenemos en ella una función, por poco importante que sea. Es como la Asamblea de Nehemías: hombres, mujeres y niños, gobernantes y sacerdotes, todo el pueblo. En un cuerpo toda parte es importante, pero cada una tiene su función. En la Iglesia todos somos necesarios. Además nos instruye San Pablo sobre la dependencia que los miembros de ese Cuerpo tienen entre sí. También nos explica cómo cuando un miembro sufre, los demás también sufren. Si uno está bien, todos reciben ese bienestar. Si alguno está mal, todos sienten ese malestar. De allí que nuestra responsabilidad con los demás miembros sea estar bien, estar bien espiritualmente, para que ese bienestar espiritual se comunique a los demás. De otra manera, si estamos mal espiritualmente, ese malestar se comunica a los demás. La Iglesia es comunitaria, es fraternal, pero hoy más que nunca se hace necesario que esto sea efectivo. El mal está presente entre los fieles. Pero, la Cabeza que es Cristo, es el bien mismo, es el amor fraternal eterno. Creer en Cristo, supone creer que la Iglesia, que es su Cuerpo Místico, a pesar de todo, es un signo de salvación en medio del mundo. Solamente un creyente puede “leer vivencialmente” la presencia salvadora de la Iglesia en su propia vida y comunidad. Los historiadores dan cuenta de hechos que terminan por sorprender: la permanencia de la Iglesia en la historia, pero no siempre es una mirada de fe. Pero, la fe se basará siempre en “hechos salvíficos históricos”. MARIO ANDRÉS DÍAZ MOLINA: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule. (Título en trámite)

viernes, 18 de enero de 2013

LA VIRGEN MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ: "HACED LO QUE ÉL OS DIGA"

LA VIRGEN MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ: "HACED LO QUE ÉL OS DIGA" Domingo, 20 de enero, 2013. Segundo Domingo del Tiempo Ordinario. En la virgen María, se manifiesta una experiencia que es común a todo cristiano que ha sido transformado por vivir en comunión con Cristo: servir, liberar, salvar y amar al prójimo. El encuentro con Jesús, nos incorpora a su “ser salvador y nos hace desear la salvación del mundo”. Ser cristiano es en un aspecto esencial, participar activamente en la acción redentora de Cristo. En María, la madre de Jesús, esta acción corredentora llega a su máxima expresión después de Cristo. El amor del Señor, no es acaparador de poderes como el egoísmo humano. Se manifiesta dándose a todos. El mal no lo puede manipular. Es la salvación misma omnipotente y solidaria que viene a la humanidad y se queda en medio de la historia. Dice el evangelio de hoy: (Juan 2, 1-11) “En aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Este y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”…reflexionemos con el Papa. 1. En el episodio de las bodas de Caná, san Juan presenta la primera intervención de María en la vida pública de Jesús y pone de relieve su cooperación en la misión de su Hijo. Ya desde el inicio del relato, el evangelista anota que "estaba allí la madre de Jesús" (Jn 2, 1) y, como para sugerir que esa presencia estaba en el origen de la invitación dirigida por los esposos al mismo Jesús y a sus discípulos (cf. Redemptoris Mater, 21), añade: "Fue invitado a la boda también Jesús con sus discípulos" (Jn 2, 2). Con esas palabras, san Juan parece indicar que en Caná, como en el acontecimiento fundamental de la Encarnación, María es quien introduce al Salvador. El significado y el papel que asume la presencia de la Virgen se manifiesta cuando llega a faltar el vino. Ella, como experta y solícita ama de casa, inmediatamente se da cuenta e interviene para que no decaiga la alegría de todos y, en primer lugar, para ayudar a los esposos en su dificultad. Dirigiéndose a Jesús con las palabras: "No tienen vino" (Jn 2, 3), María le expresa su preocupación por esa situación, esperando una intervención que la resuelva. Más precisamente, según algunos exégetas, la Madre espera un signo extraordinario, dado que Jesús no disponía de vino. 2. La opción de María, que habría podido tal vez conseguir en otra parte el vino necesario, manifiesta la valentía de su fe porque, hasta ese momento, Jesús no había realizado ningún milagro, ni en Nazaret ni en la vida pública. En Caná, la Virgen muestra una vez más su total disponibilidad a Dios. Ella que, en la Anunciación, creyendo en Jesús antes de verlo, había contribuido al prodigio de la concepción virginal, aquí, confiando en el poder de Jesús aún sin revelar, provoca su "primer signo", la prodigiosa transformación del agua en vino. De ese modo, María procede en la fe a los discípulos que, cómo refiere San Juan, creerán después del milagro: Jesús " manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos" (Jn 2, 11). Más aún, al obtener el signo prodigioso, María brinda un apoyo a su fe. 3. La respuesta de Jesús a las palabras de María: "Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora" (Jn 2, 4), expresa un rechazo aparente, como para probar la fe de su madre. Según una interpretación, Jesús, desde el inicio de su misión, parece poner en tela de juicio su relación natural de hijo, ante la intervención de su madre. En efecto, en la lengua hablada del ambiente, esa frase da a entender una distancia entre las personas, excluyendo la comunión de vida. Esta lejanía no elimina el respeto y la estima; el término "mujer", con el que Jesús se dirige a su madre, se usa en una acepción que reaparecerá en los diálogos con la cananea (cf. Mt 15, 28), la samaritana (cf. Jn 4, 21), la adúltera (cf. Jn 8, 10) y María Magdalena (cf. Jn 20, 13), en contextos que manifiestan una relación positiva de Jesús con sus interlocutoras. Con la expresión: "Mujer, ¿qué nos va a mi y a ti?", Jesús desea poner la cooperación de María en el plano de la salvación que, comprometiendo su fe y su esperanza, exige la superación de su papel natural de madre. 4. Mucho más fuerte es la motivación formulada por Jesús: "Todavía no ha llegado mi hora" (Jn. 2, 4). Algunos estudiosos del texto sagrado, siguiendo la interpretación de San Agustín, identifican esa "hora" con el acontecimiento de la Pasión. Para otros, en cambio, se refiere al primer milagro en que se revelaría el poder mesiánico del profeta de Nazaret. Hay otros, por último, que consideran que la frase es interrogativa y prolonga la pregunta anterior: "¿Qué nos va a mí y a ti? ¿No ha llegado ya mi hora?" (Jn 2, 4). Jesús da a entender a María que él ya no depende de ella, sino que debe tomar la iniciativa para realizar la obra del Padre. María, entonces, dócilmente deja de insistir ante él y, en cambio, se dirige a los sirvientes para invitarlos a cumplir sus órdenes. En cualquier caso, su confianza en el Hijo es premiada. Jesús, al que ella ha dejado totalmente la iniciativa, hace el milagro, reconociendo la valentía y la docilidad de su madre: "Jesús les dice: "Llenad las tinajas de agua". Y las llenaron hasta el borde" (Jn 2, 7). Así, también la obediencia de los sirvientes contribuye a proporcionar vino en abundancia. La exhortación de María: "Haced lo que él os diga", conserva un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos, y está destinada a renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invita a una confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo que Cristo pide. De la misma manera que en el relato de la cananea (cf. Mt 15, 24-26) el rechazo aparente de Jesús exalta la fe de la mujer, también las palabras del Hijo "Todavía no ha llegado mi hora", junto con la realización del primer milagro, manifiestan la grandeza de la fe de la Madre y la fuerza de su oración. El episodio de las bodas de Caná nos estimula a ser valientes en la fe y a experimentar en nuestra vida la verdad de las palabras del Evangelio: "Pedid y se os dará" (Mt 7, 7; Lc 11, 9). Catequesis del Papa. (Durante la audiencia general del miércoles 26 de febrero de 1997) MARIO ANDRÉS DÍAZ MOLINA: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule. (Título en trámite)

COMENTARIO AL PLANTEAMIENTO POLÍTICO DE CLAUDIO ORREGO LARRAÍN.

COMENTARIO AL PLANTEAMIENTO POLÍTICO DE CLAUDIO ORREGO LARRAÍN. Claudio Orrego Larraín, pre-candidato presidencial de la Democracia Cristiana, es social cristiano en su base valórica-ideológica y políticamente tiene una visión muy realista del Chile actual. En diversos debates y declaraciones ha expresado con mediana claridad su visión de país y sus criterios éticos-políticos. Más allá de las primarias de la Democracia Cristiana, su liderazgo está presente en el país; lo mismo se puede decir de otras figuras que están intentando redireccionar el ambiente político nacional. Hemos considerado ocho áreas para comentar lo esencial de sus propuestas políticas. 1.- VIOLENCIA EN LA ARAUCANÍA. Orrego, ha expresado “una condena categórica, absoluta y sin ningún tipo de matices” a la violencia, indicando que el gobierno debe usar todo el instrumental jurídico necesario, incluyendo la aplicación de la ley antiterrorista de ser necesario. Orrego, también acusó al gobierno de “policializar” un conflicto que tiene raíces históricas profundas, donde hay víctimas “huincas y mapuches”. COMENTARIO: militarizar el llamado conflicto mapuche sería un grave error político que marcaría negativamente para siempre a los responsables. Pero, lo que se puede apreciar es que algunos ven esta situación en blanco y negro. Como dice el historiador Sergio Villalobos, hay una utilización política de grupos minoritarios, ideológicamente fracasados, que no representan realmente a la mayoría de los mapuches y un mal manejo histórico de esta situación de discriminación contra esta etnia. Se necesita hacer política en todo su significado y no reprimir. En esto Orrego tiene ideas muy claras. 2.- FORTALEZA POLÍTICA DE ORREGO. Claudio Orrego, dijo que su fortaleza es su experiencia en terreno, que partió a nivel comunal, y que plantea dar un rostro humano a la administración y potenciar a las comunas respecto a las capitales regionales. Orrego, ha dijo: que el centralismo de Santiago también se repite en las capitales regionales. Claudio Orrego le dijo a Ximena Rincón: "Yo nunca me he autocalificado, a diferencia tuya, de socialdemócrata, porque en este país hay cuatro partidos socialdemócratas que no creen en la visión humanista cristiana de la familia ni de la persona ni de la comunidad", insistió el ex alcalde. "Creo que cuando uno se autocalifica, siendo socialcristiano, como socialdemócrata, hay una confusión ideológica". "No tengamos complejo en decirle a los comunistas que tenemos diferencia con ellos. Yo creo que el doble estándar en materia de derechos humanos de los comunistas le duele a los mismos comunistas que lucharon contra la dictadura en Chile", dijo Orrego, que advirtió que él no aceptaría al PC en un eventual Gobierno presidido por él "mientras no cambien muchas posturas y no tengamos claro qué entienden ellos por democracia". COMENTARIO: no se vive de anti-comunismo, no estamos en la “guerra fría”, pero los valores democráticos son permanentes y necesarios para “construir la democracia”. El comunismo chileno actual es minoritario, pero es oportunista y manipula las ambiciones de la “pequeña burguesía”; en un medio socio-cultural masivo superficial sin una orientación valórica profunda, muchos buscan reunir votos para obtener poder. Sin tener valores sólidos frente al cinismo político actual, no es serio hablar de “definición social cristiana” y renovación de la política. Orrego, parece tener muy en cuenta este aspecto ético-político. 3.- DIFERENCIAS CON MICHELLE BACHELET. Claudio Orrego dijo que la diferencia con Bachelet, es que en su visión política “lo local es fundamental”, y que eso lo diferencia de su potencial contendora. Consultado sobre si la ex presidenta representa el pasado, respondió que “ella es parte del pasado, no tiene que ser completamente del pasado” pero que “nosotros con Ximena representamos el futuro sin ninguna duda”. Además, que un conglomerado político requiere un centro social, humanista y cristiano. Agregó también que “no tenemos el síndrome del balcón”. Sobre los silencios de Bachelet, Orrego dijo que si bien puede ser bueno para ella, no le hace bien a parte de la oposición. Pero que en el caso de ellos, no están esperando que (Bachelet) llegue al aeropuerto, sino recorriendo el país en su propia campaña, más allá de los resultados de las encuestas. Consultado sobre personas de su partido que sí dan por ganadora a Michelle Bachelet en las elecciones presidenciales de 2013, Orrego respondió que “gracias a Dios nuestro partido no es un regimiento” sino un partido” y que si es por el bien de Chile “no tenemos complejos de llegar a acuerdos con el PC o con partidos de derecha” para, por ejemplo, cambiar la constitución por una más democrática y participativa. "Nadie en Chile quiere ni más de lo mismo ni a los mismos de siempre. En consecuencia, tener hoy día una primaria nos permite que mientras algunos están planchando los ternos y haciendo fila en Pudahuel porque están absolutamente seguros de que alguien ya ganó por obra y gracia del Espíritu Santo, habemos otros que estamos recorriendo Chile, escuchando a la gente", dijo el ex ministro aludiendo a la figura de Michelle Bachelet. COMENTARIO: tal vez no son muchos los que votan por Orrego, porque nunca votarían por Bachelet, pero pueden hacer la diferencia en su momento, como pasó con el socialista Hermosilla, que le faltaron unos pocos votos para volver a ser alcalde de Linares. Tarde o temprano el sectarismo se paga en política. 4.- ECONOMÍA. Orrego, dijo que en Chile está la tiranía de los promedios, con un ingreso per cápita de 16 mil dólares, bordeando los 700 mil pesos, pero que el 83% de las personas gana menos de 580 mil pesos, y que él trabajaría para eliminar la elusión y la posibilidad de no pagar impuestos por las utilidades, o el uso del (FUT) Fondo de Utilidades Tributables, ya que hoy día, proporcionalmente hablando, un trabajador paga más impuestos que un millonario. COMENTARIO: el modelo económico chileno, condiciona fuertemente lo político y hace vanas y demagógicas las promesas de cambio. Basta analizar lo que se ha prometido en esto, durante más de 20 años. La gente común, es más realista de lo que parece y con un “oportunismo electoral”, juega con sus verdugos, los dueños del poder de turno, es un “juego mortal”, donde ellos saben que pierden, pero “ritualizan” su ilusorio poder político. Por lo mismo, una visión realista en esta materia, es valorada por muchos, porque no hay espacio para promesas que no tienen ninguna posibilidad histórica. Orrego, sabe que lo real y efectivo de una gestión política está dentro de este sistema. 5.- ENERGÍA E HIDROAYSÉN. Claudio Orrego dijo que el proyecto de de Hidroaysén es parte de una política de proyectos parciales de “generar una matriz energética sucia y altamente cara en nuestro país”...Y de ser necesario, dijo, debería haber incluso una empresa donde el Estado invierta, y que a eso no hay que tenerle miedo. COMENTARIO: ¿Qué tanto se podrá hacer realmente en este tema, dentro de esta economía mercantil globalizada? Sin embargo, hay que tener “voluntad política” para realizar cambios graduales y posibles. 6.- MATRIMONIO GAY. En este aspecto, Orrego se mostró contra cualquier forma de discriminación, y dispuesto a apoyar que las parejas personas del mismo sexo tengan un respaldo no solamente para regular el manejo de sus bienes sino también el de sus afectos. Sin embargo fue claro cuando afirmó que “respecto al matrimonio sigo pensando que es entre un hombre y una mujer”. "Yo creo, como la mayoría de los chilenos, que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y creo que es importante que los que pensamos distinto tengamos no sólo el derecho de decirlo, sino que también defenderlo, y nunca caricaturizar esa opinión diciendo que uno discrimina". Los homosexuales "tienen derecho a vivir en pareja y ser regulados jurídicamente. Que le llamemos de manera distinta a cosas que son distintas no me parece una discriminación", dijo el ex alcalde. COMENTARIO: detrás de esto, hay un discernimiento moral y ético serio. En Francia, quedó demostrado que legalizar las “uniones homosexuales”, no es necesariamente un camino para imponer el matrimonio homosexual. Miles de franceses, consienten en tolerar las uniones, pero no aceptan que los homosexuales adopten hijos. Hay razones sólidas para rechazar este falso derecho homosexual. En Chile, hay seguramente, miles que toleran las uniones, pero no aceptan legalizar el mal llamado “matrimonio igualitario. Hay que regularizar esta situación. 7.- ABORTO. Claudio Orrego abogó por el "derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte". Refiriéndose a Ximena Rincón dijo: "No estamos de acuerdo con el aborto", añadió, pero rescatando dos excepciones: "Peligro de vida de la madre y también la inviabilidad de feto que está por nacer". Las diferencias se marcaron en el caso de un embarazo producto de una violación: "Yo no estoy de acuerdo en el aborto, ni aun en ese caso", dijo el ex alcalde. COMENTARIO: en esto Orrego, es católico y humanista. 8.- EDUCACIÓN. Sobre educación, Orrego dijo que claramente faltan recursos y que es necesaria una “reforma tributaria importante”. Dijo que hay dos grandes falencias que revisar en el sistema actual, una de ellas la necesidad de apoyo a la Educación Técnico profesional, donde está el 40% de los estudiantes pero que no son notados por la opinión pública porque como trabajan y estudian, no salen a las calles a marchar. La segunda es que en los gobiernos anteriores “no fiscalizamos como debimos hacerlo”. Frente a ello recordó que el 2003, el instituto Libertad y Desarrollo dijo que cualquier sistema de acreditación atentaba contra la educación. Consultado sobre el sistema de administración municipal de los colegios y el pedido de desmunicipalización que ha efectuado el movimiento secundario, Orrego opinó que en este tema "no hay una respuesta única". "Digo yo en mi carácter de ex alcalde que hay muchos municipios que tenemos la capacidad, la voluntad y los recursos para hacerlo (administrar en forma correcta). Hay muchos otros que no pueden y a ésos yo los sacaría del mundo municipal y los mandaría a una corporación o al Estado central", agregó el ex edil de Peñalolén. "Nosotros creemos que no hay sociedad democrática sin educación pública, gratuita y de calidad. Ése es el eje de cualquier República. En consecuencia, de una vez por todas hay que ponerle el cascabel al gato, porque no se trata solamente de eliminar el lucro encubierto que tienen hoy día las instituciones de educación superior -particularmente las universidades- también hay que hacerlo a nivel escolar. Hoy día se permite el lucro (en los colegios), pero habemos muchos que creemos que eso hay que terminarlo. No se puede lucrar con dineros de todos los chilenos", dijo Orrego. COMENTARIO: este es un tema donde lo antropológico es fundamental, pero lo económico en estos momentos tiene más poder o determina y acalla las opiniones e intenciones. ¿Qué sociedad queremos construir en Chile? ¿Qué tipo de persona queremos formar, individualista o solidaria? El espacio para desarrollar alternativas es mínimo. Mejorar lo que tenemos parece lo real. La historia de Chile lo demuestra, paso a paso se fueron conquistando derechos y bienestar en el área de la educación. Hasta ahora las reformas en la educación han sido insuficientes. Los poderosos impiden hacer un cambio efectivo y equitativo en la educación, porque sería el comienzo del fin de los intereses injustos. Chile, es una de las sociedades más injustas del mundo. MARIO ANDRÉS DÍAZ MOLINA: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule. (Título en trámite)

miércoles, 16 de enero de 2013

La santa

La santa [Cuento -Texto completo.] Gabriel García Márquez Veintidós años después volví a ver a Margarito Duarte. Apareció de pronto en una de las callecitas secretas del Trastévere, y me costó trabajo reconocerlo a primera vista por su castellano difícil y su buen talante de romano antiguo. Tenía el cabello blanco y escaso, y no le quedaban rastros de la conducta lúgubre y las ropas funerarias de letrado andino con que había venido a Roma por primera vez, pero en el curso de la conversación fui rescatándolo poco a poco de las perfidias de sus años y volvía a verlo como era: sigiloso, imprevisible, y de una tenacidad de picapedrero. Antes de la segunda taza de café en uno de nuestros bares de otros tiempos, me atreví a hacerle la pregunta que me carcomía por dentro. -¿Qué pasó con la santa? -Ahí está la santa -me contestó-. Esperando. Sólo el tenor Rafael Ribero Silva y yo podíamos entender la tremenda carga humana de su respuesta. Conocíamos tanto su drama, que durante años pensé que Margarito Duarte era el personaje en busca de autor que los novelistas esperamos durante toda una vida, y si nunca dejé que me encontrara fue porque el final de su historia me parecía inimaginable. Había venido a Roma en aquella primavera radiante en que Pío XII padecía una crisis de hipo que ni las buenas ni las malas artes de médicos y hechiceros habían logrado remediar. Salía por primera vez de su escarpada aldea de Tolima, en los Andes colombianos, y se le notaba hasta en el modo de dormir. Se presentó una mañana en nuestro consulado con la maleta de pino lustrado que por la forma y el tamaño parecía el estuche de un violonchelo, y le planteó al cónsul el motivo sorprendente de su viaje. El cónsul llamó entonces por teléfono al tenor Rafael Ribero Silva, su compatriota, para que le consiguiera un cuarto en la pensión donde ambos vivíamos. Así lo conocí. Margarito Duarte no había pasado de la escuela primaria, pero su vocación por las bellas letras le había permitido una formación más amplia con la lectura apasionada de cuanto material impreso encontraba a su alcance. A los dieciocho años, siendo el escribano del municipio, se casó con una bella muchacha que murió poco después en el parto de la primera hija. Ésta, más bella aún que la madre, murió de fiebre esencial a los siete años. Pero la verdadera historia de Margarito Duarte había empezado seis meses antes de su llegada a Roma, cuando hubo de mudar el cementerio de su pueblo para construir una represa. Como todos los habitantes de la región, Margarito desenterró los huesos de sus muertos para llevarlos al cementerio nuevo. La esposa era polvo. En la tumba contigua, por el contrario, la niña seguía intacta después de once años. Tanto, que cuando destaparon la caja se sintió el vaho de las rosas frescas con que la habían enterrado. Lo más asombroso, sin embargo, era que el cuerpo carecía de peso. Centenares de curiosos atraídos por el clamor del milagro desbordaron la aldea. No había duda. La incorruptibilidad del cuerpo era un síntoma inequívoco de la santidad, y hasta el obispo de la diócesis estuvo de acuerdo en que semejante prodigio debía someterse al veredicto del Vaticano. De modo que se hizo una colecta pública para que Margarito Duarte viajara a Roma, a batallar por una causa que ya no era sólo suya ni del ámbito estrecho de su aldea, sino un asunto de la nación. Mientras nos contaba su historia en la pensión del apacible barrio de Parioli, Margarito Duarte quitó el candado y abrió la tapa del baúl primoroso. Fue así como el tenor Ribero Silva y yo participamos del milagro. No parecía una momia marchita como las que se ven en tantos museos del mundo, sino una niña vestida de novia que siguiera dormida al cabo de una larga estancia bajo la tierra. La piel era tersa y tibia, y los ojos abiertos eran diáfanos, y causaban la impresión insoportable de que nos veían desde la muerte. El raso y los azahares falsos de la corona no habían resistido al rigor del tiempo con tan buena salud como la piel, pero las rosas que le habían puesto en las manos permanecían vivas. El peso del estuche de pino, en efecto, siguió siendo igual cuando sacamos el cuerpo. Margarito Duarte empezó sus gestiones al día siguiente de la llegada. Al principio con una ayuda diplomática más compasiva que eficaz, y luego con cuantas artimañas se le ocurrieron para sortear los incontables obstáculos del Vaticano. Fue siempre muy reservado sobre sus diligencias, pero se sabía que eran numerosas e inútiles. Hacía contacto con cuantas congregaciones religiosas y fundaciones humanitarias encontraba a su paso, donde lo escuchaban con atención pero sin asombro, y le prometían gestiones inmediatas que nunca culminaron. La verdad es que la época no era la más propicia. Todo lo que tuviera que ver con la Santa Sede había sido postergado hasta que el Papa superara la crisis de hipo, resistente no sólo a los más refinados recursos de la medicina académica, sino a toda clase de remedios mágicos que le mandaban del mundo entero. Por fin, en el mes de julio, Pío XII se repuso y fue a sus vacaciones de verano en Castelgandolfo. Margarito llevó la santa a la primera audiencia semanal con la esperanza de mostrársela. El Papa apareció en el patio interior, en un balcón tan bajo que Margarito pudo ver sus uñas bien pulidas y alcanzó a percibir su hálito de lavanda. Pero no circuló por entre los turistas que llegaban de todo el mundo para verlo, como Margarito esperaba, sino que pronunció el mismo discurso en seis idiomas y terminó con la bendición general. Al cabo de tantos aplazamientos, Margarito decidió afrontar las cosas en persona, y llevó a la Secretaría de Estado una carta manuscrita de casi sesenta folios, de la cual no obtuvo respuesta. Él lo había previsto, pues el funcionario que la recibió con los formalismos de rigor apenas si se dignó darle una mirada oficial a la niña muerta, y los empleados que pasaban cerca la miraban sin ningún interés. Uno de ellos le contó que el año anterior había recibido más de ochocientas cartas que solicitaban la santificación de cadáveres intactos en distintos lugares del mundo. Margarito pidió por último que se comprobara la ingravidez del cuerpo. El funcionario la comprobó, pero se negó a admitirla. -Debe ser un caso de sugestión colectiva -dijo. En sus escasas horas libres y en los áridos domingos de verano, Margarito permanecía en su cuarto, encarnizado en la lectura de cualquier libro que le pareciera de interés para su causa. A fines de cada mes, por iniciativa propia, escribía en un cuaderno escolar una relación minuciosa de sus gastos con su caligrafía preciosista de amanuense mayor, para rendir cuentas estrictas y oportunas a los contribuyentes de su pueblo. Antes de terminar el año conocía los dédalos de Roma como si hubiera nacido en ellos, hablaba un italiano fácil y de tan pocas palabras como su castellano andino, y sabía tanto como el que más sobre procesos de canonización. Pero pasó mucho más tiempo antes de que cambiara su vestido fúnebre, y el chaleco y el sombrero de magistrado que en la Roma de la época eran propios de algunas sociedades secretas con fines inconfesables. Salía desde muy temprano con el estuche de la santa, y a veces regresaba tarde en la noche, exhausto y triste, pero siempre con un rescoldo de luz que le infundía alientos nuevos para el día siguiente. -Los santos viven en su tiempo propio -decía. Yo estaba en Roma por primera vez, estudiando en el Centro Experimental de Cine, y viví su calvario con una intensidad inolvidable. La pensión donde dormíamos era en realidad un apartamento moderno a pocos pasos de la Villa Borghese, cuya dueña ocupaba dos alcobas y alquilaba cuartos a estudiantes extranjeros. La llamábamos María Bella, y era guapa y temperamental en la plenitud de su otoño, y siempre fiel a la norma sagrada de que cada quien es rey absoluto dentro de su cuarto. En realidad, la que llevaba el peso de la vida cotidiana era su hermana mayor, la tía Antonieta, un ángel sin alas que le trabajaba por horas durante el día, y andaba por todos lados con su balde y su escoba de jerga lustrando más allá de lo posible los mármoles del piso. Fue ella quien nos enseñó a comer los pajaritos cantores que cazaba Bartolino, su esposo, por el mal hábito que le quedó de la guerra, y quien terminaría por llevarse a Margarito a vivir en su casa cuando los recursos no le alcanzaron para los precios de María Bella. Nada menos adecuado para el modo de ser de Margarito que aquella casa sin ley. Cada hora nos reservaba una novedad, hasta en la madrugada, cuando nos despertaba el rugido pavoroso del león en el zoológico de la Villa Borghese. El tenor Ribero Silva se había ganado el privilegio de que los romanos no se resintieran con sus ensayos tempraneros. Se levantaba a las seis, se daba su baño medicinal de agua helada y se arreglaba la barba y las cejas de Mefistófeles, y sólo cuando ya estaba listo con la bata de cuadros escoceses, la bufanda de seda china y su agua de colonia personal, se entregaba en cuerpo y alma a sus ejercicios de canto. Abría de par en par la ventana del cuarto, aún con las estrellas del invierno, y empezaba por calentar la voz con fraseos progresivos de grandes arias de amor, hasta que se soltaba a cantar a plena voz. La expectativa diaria era que cuando daba el do de pecho le contestaba el león de la villa Borghese con un rugido de temblor de tierra. -Eres San Marcos reencarnado, figlio mio -exclamaba la tía Antonieta asombrada de veras-. Sólo él podía hablar con los leones. Una mañana no fue el león el que dio la réplica. El tenor inició el dueto de amor del Otello: Già nella notte densa s’estingue ogni clamor. De pronto, desde el fondo del patio, nos llegó la respuesta en una hermosa voz de soprano. El tenor prosiguió, y las dos voces cantaron el trozo completo, para solaz del vecindario que abrió las ventanas para santificar sus casas con el torrente de aquel amor irresistible. El tenor estuvo a punto de desmayarse cuando supo que su Desdémona invisible era nada menos que la gran María Caniglia. Tengo la impresión de que fue aquel episodio el que le dio un motivo válido a Margarito Duarte para integrarse a la vida de la casa. A partir de entonces se sentó con todos en la mesa común y no en la cocina, como al principio, donde la tía Antonieta lo complacía casi a diario con su guiso maestro de pajaritos cantores. María Bella nos leía de sobremesa los periódicos del día para acostumbrarnos a la fonética italiana, y completaba las noticias con una arbitrariedad y una gracia que nos alegraban la vida. Uno de esos días contó, a propósito de la santa, que en la ciudad de Palermo había un enorme museo con los cadáveres incorruptos de hombres, mujeres y niños, e inclusive varios obispos, desenterrados de un mismo cementerio de padres capuchinos. La noticia inquietó tanto a Margarito, que no tuvo un instante de paz hasta que fuimos a Palermo. Pero le bastó una mirada de paso por las abrumadoras galerías de momias sin gloria para formularse un juicio de consolación. -No son el mismo caso -dijo-. A estos se les nota enseguida que están muertos. Después del almuerzo Roma sucumbía en el sopor de agosto. El sol de medio día se quedaba inmóvil en el centro del cielo, y en el silencio de las dos de la tarde sólo se oía el rumor del agua, que es la voz natural de Roma. Pero hacia las siete de la noche las ventanas se abrían de golpe para convocar el aire fresco que empezaba a moverse, y una muchedumbre jubilosa se echaba a las calles sin ningún propósito distinto que el de vivir, en medio de los petardos de las motocicletas, los gritos de los vendedores de sandía y las canciones de amor entre las flores de las terrazas. El tenor y yo no hacíamos la siesta. Íbamos en su vespa, él conduciendo y yo en la parrilla, y les llevábamos helados y chocolates a las putitas de verano que mariposeaban bajo los laureles centenarios de la Villa Borghese, en busca de turistas desvelados a pleno sol. Eran bellas, pobres, cariñosas, como la mayoría de las italianas de aquel tiempo, vestidas de organiza azul, de popelina rosada, de lino verde, y se protegían del sol con las sombrillas apolilladas por las lluvias de la guerra reciente. Era un placer humano estar con ellas, porque saltaban por encima de las leyes del oficio y se daban el lujo de perder un buen cliente para irse con nosotros a tomar un café bien conservado en el bar de la esquina, o a pasear en las carrozas de alquiler por los senderos del parque, o a dolernos de los reyes destronados y sus amantes trágicas que cabalgaban al atardecer en el galoppatorio. Más de una vez les servíamos de intérpretes con algún gringo descarriado. No fue por ellas que llevamos a Margarito Duarte a la Villa Borghese, sino para que conociera el león. Vivía en libertad en un islote desértico circundado por un foso profundo, y tan pronto como nos divisó en la otra orilla empezó a rugir con un desasosiego que sorprendió a su guardián. Los visitantes del parque acudieron sorprendidos. El tenor trató de identificarse con su do de pecho matinal, pero el león no le prestó atención. Parecía rugir hacia todos nosotros sin distinción, pero el vigilante se dio cuenta al instante de que sólo rugía por Margarito. Así fue: para donde él se moviera se movía el león, y tan pronto como se escondía dejaba de rugir. El vigilante, que era doctor en letras clásicas de la universidad de Siena, pensó que Margarito debió estar ese día con otros leones que lo habían contaminado de su olor. Aparte de esa explicación, que era inválida, no se le ocurrió otra. -En todo caso -dijo- no son rugidos de guerra sino de compasión. Sin embargo, lo que impresionó al tenor Ribera Silva no fue aquel episodio sobrenatural, sino la conmoción de Margarito cuando se detuvieron a conversar con las muchachas del parque. Lo comentó en la mesa, y unos por picardía, y otros por comprensión, estuvimos de acuerdo en que sería una buena obra ayudar a Margarito a resolver su soledad. Conmovida por la debilidad de nuestros corazones, María Bella se apretó la pechuga de madraza bíblica con sus manos empedradas de anillos de fantasía. -Yo lo haría por caridad -dijo-, si no fuera porque nunca he podido con los hombres que usan chaleco. Fue así como el tenor pasó por la Villa Borghese a las dos de la tarde, y se llevó en ancas de su vespa a la mariposita que le pareció más propicia para darle una hora de buena compañía a Margarito Duarte. La hizo desnudarse en su alcoba, la bañó con jabón de olor, la secó, la perfumó con su agua de colonia personal, y la empolvó de cuerpo entero con su talco alcanforado para después de afeitarse. Por último le pagó el tiempo que ya llevaban y una hora más, y le indicó letra por letra lo que debía hacer. La bella desnuda atravesó en puntillas la casa en penumbras, como un sueño de la siesta, y dio dos golpecitos tiernos en la alcoba del fondo. Margarito Duarte, descalzo y sin camisa, abrió la puerta. -Buona sera giovanotto -le dijo ella, con voz y modos de colegiala-. Mi manda il tenore. Margarito asimiló el golpe con una gran dignidad. Acabó de abrir la puerta para darle paso, y ella se tendió en la cama mientras él se ponía a toda prisa la camisa y los zapatos para atenderla con el debido respeto. Luego se sentó a su lado en una silla, e inició la conversación. Sorprendida, la muchacha le dijo que se diera prisa, pues sólo disponían de una hora. Él no se dio por enterado. La muchacha dijo después que de todos modos habría estado el tiempo que él hubiera querido sin cobrarle ni un céntimo, porque no podía haber en el mundo un hombre mejor comportado. Sin saber qué hacer mientras tanto, escudriñó el cuarto con la mirada, y descubrió el estuche de madera sobre la chimenea. Preguntó si era un saxofón. Margarito no le contestó, sino que entreabrió la persiana para que entrara un poco de luz, llevó el estuche a la cama y levantó la tapa. La muchacha trató de decir algo, pero se le desencajó la mandíbula. O como nos dijo después: Mi si gelò il culo. Escapó despavorida, pero se equivocó de sentido en el corredor, y se encontró con la tía Antonieta que iba a poner una bombilla nueva en la lámpara de mi cuarto. Fue tal el susto de ambas, que la muchacha no se atrevió a salir del cuarto del tenor hasta muy entrada la noche. La tía Antonieta no supo nunca qué pasó. Entró en mi cuarto tan asustada, que no conseguía atornillar la bombilla en la lámpara por el temblor de las manos. Le pregunté qué le sucedía. "Es que en esta casa espantan", me dijo. "Y ahora a pleno día". Me contó con una gran convicción que, durante la guerra, un oficial alemán degolló a su amante en el cuarto que ocupaba el tenor. Muchas veces, mientras andaba en sus oficios, la tía Antonieta había visto la aparición de la bella asesinada recogiendo sus pasos por los corredores. -Acabo de verla caminando en pelota por el corredor -dijo-. Era idéntica. La ciudad recobró su rutina de otoño. Las terrazas floridas del verano se cerraron con los primeros vientos, y el tenor y yo volvimos a la tractoría del Trastévere donde solíamos cenar con los alumnos de canto del conde Carlo Calcagni, y algunos compañeros míos de la escuela de cine. Entre estos últimos, el más asiduo era Lakis, un griego inteligente y simpático, cuyo único tropiezo eran sus discursos adormecedores sobre la injusticia social. Por fortuna, los tenores y las sopranos lograban casi siempre derrotarlo con trozos de ópera cantados a toda voz, que sin embargo no molestaban a nadie aun después de la media noche. Al contrario, algunos trasnochadores de paso se sumaban al coro, y en el vecindario se abrían ventanas para aplaudir. Una noche, mientras cantábamos, Margarito entró en puntillas para no interrumpirnos. Llevaba el estuche de pino que no había tenido tiempo de dejar en la pensión después de mostrarle la santa al párroco de San Juan de Letrán, cuya influencia ante la Sagrada Congregación del Rito era de dominio público. Alcancé a ver de soslayo que lo puso debajo de una mesa apartada, y se sentó mientras terminábamos de cantar. Como siempre ocurría al filo de la media noche, reunimos varias mesas cuando la tractoría empezó a desocuparse, y quedamos juntos los que cantaban, los que hablábamos de cine, y los amigos de todos. Y entre ellos, Margarito Duarte, que ya era conocido allí como el colombiano silencioso y triste del cual nadie sabía nada. Lakis, intrigado, le preguntó si tocaba el violonchelo. Yo me sobrecogí con lo que me pareció una indiscreción difícil de sortear. El tenor, tan incómodo como yo, no logró remendar la situación. Margarito fue el único que tomó la pregunta con toda naturalidad. -No es un violonchelo -dijo-. Es la santa. Puso la caja sobre la mesa, abrió el candado y levantó la tapa. Una ráfaga de estupor estremeció el restaurante. Los otros clientes, los meseros, y por último la gente de la cocina con sus delantales ensangrentados, se congregaron atónitos a contemplar el prodigio. Algunos se persignaron. Una de las cocineras se arrodilló con las manos juntas, presa de un temblor de fiebre, y rezó en silencio. Sin embargo, pasada la conmoción inicial, nos enredamos en una discusión sobre la insuficiencia de la santidad en nuestros tiempos. Lakis, por supuesto, fue el más radical. Lo único que quedó claro al final fue su idea de hacer una película crítica con el tema de la santa. -Estoy seguro -dijo- que el viejo Cesare no dejaría escapar este tema. Se refería a Cesare Zavattini, nuestro maestro de argumento y guión, uno de los grandes de la historia del cine y el único que mantenía con nosotros una relación personal al margen de la escuela. Trataba de enseñarnos no sólo el oficio, sino una manera distinta de ver la vida. Era una máquina de pensar argumentos. Le salían a borbotones, casi contra su voluntad. Y con tanta prisa, que siempre le hacía falta la ayuda de alguien para pensarlos en voz alta y atraparlos al vuelo. Sólo que al terminarlos se le caían los ánimos. "Lástima que haya que filmarlo", decía. Pues pensaba que en la pantalla perdería mucho de su magia original. Conservaba las ideas en tarjetas ordenadas por temas y prendidas con alfileres en los muros, y tenía tantas que ocupaban una alcoba de su casa. El sábado siguiente fuimos a verlo con Margarito Duarte. Era tan goloso de la vida, que lo encontramos en la puerta de su casa de la calle Angela Merici, ardiendo de ansiedad por la idea que le habíamos anunciado por teléfono. Ni siquiera nos saludó con la amabilidad de costumbre, sino que llevó a Margarito a una mesa preparada, y él mismo abrió el estuche. Entonces ocurrió lo que menos imaginábamos. En vez de enloquecerse, como era previsible, sufrió una especie de parálisis mental. -Ammazza! -murmuró espantado. Miró a la santa en silencio por dos o tres minutos, cerró la caja él mismo, y sin decir nada condujo a Margarito hacia la puerta, como a un niño que diera sus primeros pasos. Lo despidió con unas palmaditas en la espalda. "Gracias, hijo, muchas gracias", le dijo. "Y que Dios te acompañe en tu lucha". Cuando cerró la puerta se volvió hacia nosotros, y nos dio su veredicto. -No sirve para el cine -dijo-. Nadie lo creería. Esa lección sorprendente nos acompañó en el tranvía de regreso. Si él lo decía, no había ni que pensarlo: la historia no servía. Sin embargo, María Bella nos recibió con el recado urgente de que Zavattini nos esperaba esa misma noche, pero sin Margarito. Lo encontramos en uno de sus momentos estelares. Lakis había llevado a dos o tres condiscípulos, pero él ni siquiera pareció verlos cuando abrió la puerta. -Ya lo tengo -gritó-. La película será un cañonazo si Margarito hace el milagro de resucitar a la niña. -¿En la película o en la vida? -le pregunté. Él reprimió la contrariedad. "No seas tonto", me dijo. Pero enseguida le vimos en los ojos el destello de una idea irresistible. "A no ser que sea capaz de resucitarla en la vida real", dijo, y reflexionó en serio: -Debería probar. Fue sólo una tentación instantánea, antes de retomar el hilo. Empezó a pasearse por la casa, como un loco feliz, gesticulando a manotadas y recitando la película a grandes voces. Lo escuchábamos deslumbrados, con la impresión de estar viendo las imágenes como pájaros fosforescentes que se le escapaban en tropel y volaban enloquecidos por toda la casa. -Una noche -dijo- cuando ya han muerto como veinte Papas que no lo recibieron, Margarito entra en su casa, cansado y viejo, abre la caja, le acaricia la cara a la muertecita, y le dice con toda la ternura del mundo: "Por el amor de tu padre, hijita: levántate y anda". Nos miró a todos, y remató con un gesto triunfal: -¡Y la niña se levanta! Algo esperaba de nosotros. Pero estábamos tan perplejos, que no encontrábamos qué decir. Salvo Lakis, el griego, que levantó el dedo, como en la escuela, para pedir la palabra. -Mi problema es que no lo creo -dijo, y ante nuestra sorpresa, se dirigió directo a Zavattini-: Perdóneme, maestro, pero no lo creo. Entonces fue Zavattini el que se quedó atónito. -¿Y por qué no? -Qué sé yo -dijo Lakis, angustiado-. Es que no puede ser. -Ammazza! -gritó entonces el maestro, con un estruendo que debió oírse en el barrio entero-. Eso es lo que más me jode de los estalinistas: que no creen en la realidad. En los quince años siguientes, según él mismo me contó, Margarito llevó la santa a Castelgandolfo por si se daba la ocasión de mostrarla. En una audiencia de unos doscientos peregrinos de América Latina alcanzó a contar la historia, entre empujones y codazos, al benévolo Juan XXIII. Pero no pudo mostrarle la niña porque debió dejarla a la entrada, junto con los morrales de otros peregrinos, en previsión de un atentado. El Papa lo escuchó con tanta atención como le fue posible entre la muchedumbre, y le dio en la mejilla una palmadita de aliento. -Bravo, figlio mio -le dijo-. Dios premiará tu perseverancia. Sin embargo, cuando de veras se sintió en vísperas de realizar su sueño fue durante el reinado fugaz del sonriente Albino Luciani. Un pariente de éste, impresionado por la historia de Margarito, le prometió su mediación. Nadie le hizo caso. Pero dos días después, mientras almorzaban, alguien llamó a la pensión con un mensaje rápido y simple para Margarito: no debía moverse de Roma, pues antes del jueves sería llamado del Vaticano para una audiencia privada. Nunca se supo si fue una broma. Margarito creía que no, y se mantuvo alerta. Nadie salió de la casa. Si tenía que ir al baño lo anunciaba en voz alta: "Voy al baño". María Bella, siempre graciosa en los primeros albores de la vejez, soltaba su carcajada de mujer libre. -Ya lo sabemos, Margarito -gritaba-, por si te llama el Papa. La semana siguiente, dos días antes del telefonema anunciado, Margarito se derrumbó ante el titular del periódico que deslizaron por debajo de la puerta: Morto il Papa. Por un instante lo sostuvo en vilo la ilusión de que era un periódico atrasado que habían llevado por equivocación, pues no era fácil creer que muriera un Papa cada mes. Pero así fue: el sonriente Albino Luciani, elegido treinta y tres días antes, había amanecido muerto en su cama. Volví a Roma veintidós años después de conocer a Margarito Duarte, y tal vez no hubiera pensado en él si no lo hubiera encontrado por casualidad. Yo estaba demasiado oprimido por los estragos del tiempo para pensar en nadie. Caía sin cesar una llovizna boba como el caldo tibio, la luz de diamante de otros tiempos se había vuelto turbia, y los lugares que habían sido míos y sustentaban mis nostalgias eran otros y ajenos. La casa donde estuvo la pensión seguía siendo la misma, pero nadie dio razón de María Bella. Nadie contestaba en seis números de teléfono que el tenor Ribero Silva me había mandado a través de los años. En un almuerzo con la nueva gente de cine evoqué la memoria de mi maestro, y un silencio súbito aleteó sobre la mesa por un instante, hasta que alguien se atrevió a decir: -Zavattini? Mai sentito. Así era: nadie había oído hablar de él. Los árboles de la Villa Borghese estaban desgreñados bajo la lluvia, el galoppatoio de las princesas tristes había sido devorado por una maleza sin flores, y las bellas de antaño habían sido sustituidas por atletas andróginos travestidos de manolas. El único sobreviviente de una fauna extinguida era el viejo león, sarnoso y acatarrado, en su isla de aguas marchitas. Nadie cantaba ni se moría de amor en las tractorías plastificadas de la Plaza de España. Pues la Roma de nuestras nostalgias era ya otra Roma antigua dentro de la antigua Roma de los Césares. De pronto, una voz que podía venir del más allá me paró en seco en una callecita del Trastévere: -Hola, poeta. Era él, viejo y cansado. Habían muerto cinco Papas, la Roma eterna mostraba los primeros síntomas de la decrepitud, y él seguía esperando. "He esperado tanto que ya no puede faltar mucho más", me dijo al despedirse, después de casi cuatro horas de añoranzas. "Puede ser cosa de meses". Se fue arrastrando los pies por el medio de la calle, con sus botas de guerra y su gorra descolorida de romano viejo, sin preocuparse de los charcos de lluvia donde la luz empezaba a pudrirse. Entonces no tuve ya ninguna duda, si es que alguna vez la tuve, de que el santo era él. Sin darse cuenta, a través del cuerpo incorrupto de su hija, llevaba ya veintidós años luchando en vida por la causa legítima de su propia canonización.

sábado, 12 de enero de 2013

“Felices los que trabajan por la paz” (Mt 5,9) Declaración del Comité Permanente del Episcopado

“Felices los que trabajan por la paz” (Mt 5,9) Declaración del Comité Permanente del Episcopado 1. La situación que vivimos en la Araucanía nos causa honda preocupación. Nos conmueve la tragedia que impacta el comienzo de este nuevo año, y también nos inquieta la prolongada situación de los pueblos originarios cuyas justas demandas “exigen reparar siglos de marginación e injusticia” (Carta Pastoral Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, IV 1). 2. En esta hora se necesita la mayor consecuencia, particularmente de quienes ejercen cargos públicos, para condenar, en palabras y hechos, en público y en privado, con claridad y energía toda violencia, la de ayer y la de hoy, así como del mismo modo la injusticia que está en la raíz de este histórico conflicto. 3. Las dos nuevas víctimas que arrebata la violencia vienen a aumentar un fatídico saldo de muerte en los últimos años. La Araucanía no merece más muerte ni atropellos. En nada ayuda estigmatizar a grupos humanos ni militarizar la región. Es necesario avanzar hacia pasos concretos para erradicar la violencia con profundo respeto a la vida humana y la dignidad de las personas, sus comunidades y con pleno reconocimiento a su propia cultura. 4. El Papa nos invitaba a hacer nuestra, en el despertar del Año Nuevo, la bienaventuranza de Jesús “felices los que trabajan por la paz”. Sabemos que la paz es fruto de la justicia y requiere un trabajo perseverante y de todos. 5. Confiamos en que las autoridades, los dirigentes de la sociedad y representantes de las comunidades sabrán encauzar estos anhelos, acogiendo los aportes de todos, actuando con ponderación y cordura, ayudando a las mejores decisiones y privilegiando siempre el respeto y el diálogo como vía de resolución de conflictos. De parte nuestra, comprometemos nuestra colaboración en este propósito. 6. Que Dios misericordioso traiga consuelo a quienes sufren hoy y a quienes vienen sufriendo la injusticia durante años. Y por la intercesión del beato mapuche Ceferino Namuncurá, reafirme en esta región y en todo el país nuestra genuina vocación de paz. EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE † Ricardo Ezzati Andrello Arzobispo de Santiago Presidente † Alejandro Goic Karmelic Obispo de Rancagua Vicepresidente † Horacio Valenzuela Abarca Obispo de Talca † Pablo Lizama Riquelme Arzobispo de Antofagasta y Adm. Apost. de Iquique † Ignacio Ducasse Medina Obispo de Valdivia Secretario General Santiago, 9 de enero de 2013.

viernes, 11 de enero de 2013

¡La humildad de Dios le da un valor eterno a nuestra humildad: la salvación!

¡La humildad de Dios le da un valor eterno a nuestra humildad: la salvación! Fiesta del BAUTISMO DEL SEÑOR -Tiempo Ordinario - Ciclo "C" -DOMINGO 13 de Enero de 2013. San Juan Bautista predicada e impartía en el Río Jordán un Bautismo de conversión. Quien se acercaba al Jordán se reconocía pecador y deseaba cambiar de vida. De allí que llama la atención el que Jesús, el Hijo de Dios, que se hizo semejante a nosotros en todo, menos en el pecado, se acercara a la ribera del Jordán, como cualquier otro de los que se estaban convirtiendo, a pedirle a Juan, su primo y su precursor, que le bautizara. Tanto es así, que el mismo Bautista, que venía predicando insistentemente que detrás de él vendría “uno que es más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias” (Lc. 3, 15-16 y 21-22), se queda impresionado de la petición del Señor. Esto sucedió dentro de una cultura religiosa muy diferente a la nuestra. Y es que en esta escena en el Jordán podemos entender esas palabras de San Pablo: “Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió el pecado” (2 Cor 5, 21). ¡Jesucristo se humilla hasta pasar por pecador, hasta parecer culpable, pidiendo a San Juan el Bautismo de conversión! Pero es que tenía que ser así, porque la razón de su Bautismo en el Jordán era la misma que la de su Nacimiento: identificarse con nosotros que somos pecadores. Por eso cuando San Juan Bautista no quiere bautizarlo, Jesús le insiste como queriéndole decir: a ti no te parecerá adecuado, pero en realidad sí está en completa armonía con el motivo de mi venida. Es que Cristo vino a identificarse con una humanidad pecadora: El vino a compartir nuestra culpa y a liberarnos de ella. Entonces Juan Bautista al verlo venir de nuevo a Jesús exclamó: “He ahí el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo” (Jn. 1, 29). ¿Qué significará eso de que Cristo es ahora el Cordero? Antes de Cristo los israelitas sacrificaban corderos, buscando la expiación de sus pecados. Cristo, al cargar con nuestros pecados, se hace el verdadero Cordero de Dios, para salvarnos de nuestros pecados. Es lo que nos dice el Sacerdote al presentarnos a Cristo en la Hostia Consagrada antes de la Comunión: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo…”. Y, al Cristo ser bautizado en el Jordán, como una respuesta a esta actitud de humillación de Jesús, “se abrió el Cielo, bajó el Espíritu Santo sobre El en forma de paloma y vino una voz del Cielo: ‘Tú eres mi Hijo amado, el predilecto’” (Lc. 3, 15-16 y 21-22). El Padre revela al mundo Quién es ese bautizado: su Hijo, el Dios-Hombre. Y en este bellísimo pasaje de la vida del Señor y de su Precursor, no sólo vemos la revelación de Jesucristo, como Hijo de Dios, sino también la revelación de la Santísima Trinidad en pleno: el Padre que habla, el Hijo hecho Hombre que sale del agua bautizado y el Espíritu Santo que aleteando cual paloma se posa sobre Jesús. San Juan Bautista nos da el testimonio de lo que ve y escucha: por una parte, puede ver el Espíritu de Dios descender sobre Jesús en forma como de paloma. Las palabras del Bautista describiendo el Espíritu Santo hacen recordar la mención del Espíritu de Dios en el Génesis, antes de la creación del mundo, cuando “el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas” (Gen. 1, 2). Tal vez ese “aletear” del Espíritu Santo hace que San Juan compare ese “aletear” con el aletear de la paloma. Un punto importante a notar en el Bautismo del Señor es que al sumergirse Jesús en las aguas del Jordán, le confirió al agua un poder de sanación espiritual, le dio significación especial al agua. De allí que el agua sea la materia del Bautismo Sacramento, instituido después por Cristo, el cual nos borra el pecado original con el cual todos nacemos. Recordar el Bautismo del Dios-Hombre es recordar la necesidad que tenemos de conversión, de cambiar de vida, de cambiar de manera de ser, de pensar y de actuar, para asemejarnos cada vez más a Jesucristo. Es recordar la necesidad que tenemos de purificar nuestras almas en las aguas del arrepentimiento y de la confesión de nuestros pecados. Es recordar que en todo momento y bajo cualquier circunstancia necesitamos la humildad y la docilidad que nos llevan a buscar la Voluntad de Dios por encima de cualquier otra cosa. Que nuestra vida se convierta en una continua entrega a la Voluntad de Dios, de manera que así como los cielos se abrieron para Jesús al recibir el Bautismo de Juan, se abran también para nosotros en el momento de nuestro paso a la otra vida y podamos escuchar la voz del Padre reconociéndonos también como hijos suyos, porque como su Hijo Jesucristo, hemos buscado hacer su Voluntad. Pensar en el Bautismo de Jesucristo, el Dios-hecho-hombre, nos debe llenar de gran humildad: si todo un Dios se humilla hasta pedir el Bautismo de conversión que San Juan Bautista impartía a los pecadores convertidos, ¿qué no nos corresponde a nosotros, que somos pecadores de verdad? Ser pecador, reconocerse pecador, es un valor moral, que dentro del cristianismo supone un equilibrio que impide un sentimiento de culpa insano. Sin sentirse amado por Dios, sin descubrir la bondad de Dios, no se puede manifestar el sentido sanador del bautismo que transforma a lo largo de toda la vida nuestra forma de existencia cotidiana. Reconocerse pecador, es reconocerse corresponsable de la creación, de nuestra familia y comunidad humana. El perdón de Cristo renueva la sociedad, no se queda en un intimismo alienante. El cristiano vive lo ritual como expresión del crecimiento espiritual que experimenta. El bautismo es un signo de vida nueva que se vive en comunidad. Cristo, lo vivió dándole el sentido que tienen todos sus actos salvíficos: él es el único salvador que viene a nosotros con humildad. MARIO ANDRÉS DÍAZ MOLINA: Estudiante de Pedagogía en Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule. Post-práctica Profesional.

miércoles, 9 de enero de 2013

Asnos estúpidos

Asnos estúpidos [Cuento. Texto completo.] Isaac Asimov Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos. Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federación Galáctica. En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados con anterioridad: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño nunca se había tenido que tachar ninguno de los nombres anotados. En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantó la vista al notar que se acercaba un mensajero. -Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran Señor! -Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias. -Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez. -Estupendo, estupendo. Hoy en día ascienden muy aprisa. Apenas pasa año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son? El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión. -Ah, sí -dijo Naron- lo conozco. Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes. Escribió, pues: La Tierra. -Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado tan rápidamente de la inteligencia a la madurez. No será una equivocación, espero. -De ningún modo, señor -respondió el mensajero. -Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto? -Sí, señor. -Bien, ese es el requisito -Naron soltó una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación. -En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio. Naron se quedó atónito. -¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial? -Todavía no, señor. -Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las explosiones? -En su propio planeta, señor. Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó: -¿En su propio planeta? -Si, señor. Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable, como nadie, en la galaxia. -¡Asnos estúpidos! -murmuró. FIN "Silly Asses", 1957

lunes, 7 de enero de 2013

Hagamos un trato

Hagamos un trato [Poema: Texto completo.] Mario Benedetti Compañera, usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo. Si alguna vez advierte que la miro a los ojos, y una veta de amor reconoce en los míos, no alerte sus fusiles ni piense que deliro; a pesar de la veta, o tal vez porque existe, usted puede contar conmigo. Si otras veces me encuentra huraño sin motivo, no piense que es flojera igual puede contar conmigo. Pero hagamos un trato: yo quisiera contar con usted, es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo; y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco. No ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo.

viernes, 4 de enero de 2013

¡Dios llama a cada persona de diferentes maneras, sea cual fuere su origen, raza, cultura, nación, creencia o convicción!

¡Dios llama a cada persona de diferentes maneras, sea cual fuere su origen, raza, cultura, nación, creencia o convicción! Solemnidad de la EPIFANIA DEL SEÑOR. Tiempo de Navidad - Ciclo "C" - 06 de Enero de 2013. Los Tres Sabios representan la manifestación de Jesucristo, Dios y Señor de todos los hombres, a todas las razas. Por eso la fiesta que recuerda la visita de los Sabios al Dios-Hombre, “camino, verdad y vida”, se denomina “Epifanía”, que significa “manifestación”. La importancia de esta festividad va mucho más allá de lo pintoresco y atractivo de esta historia que recoge el Evangelio de San Mateo. Dios-Padre ha inscrito en el corazón de todos los seres humanos el deseo de buscarle. Y Dios responde a ese anhelo que hay en cada uno de nosotros Sus creaturas. Y responde, mostrándonos cómo es El y cuál es el camino para llegar a El, con Su Hijo Jesucristo, que se hace hombre, y nace y vive en nuestro mundo en un momento dado de nuestra historia. (cfr. Juan Pablo II, En el umbral del Tercer Milenio). Jesucristo es la respuesta de Dios a nuestra búsqueda de El. Es el Salvador del género humano. Es el “Rey-Servidor de la humanidad”. Es el Dios humanado, el Dios-Hombre. Eso lo supieron los Sabios o Reyes Magos que vinieron de oriente hacia Belén, buscándolo. Dios se les reveló de alguna manera para estimularlos a realizar un largo viaje, no exento de muchas dificultades, cada uno desde su sitio de origen. Ellos habían recibido una inspiración del Señor que los impulsaba a buscar a ese “Rey” que era mucho más que ellos, ya que Su Reino era mucho mayor que todos los reinos de la tierra. (Mt 2, 1-12). Recibieron una llamada divina para ponerse en marcha y luego la Estrella del Señor los guiaba por el camino hacia Belén. Por eso dicen los magos: “Hemos visto Su Estrella en Oriente y venimos a adorarlo” (Mt. 2, 2). En efecto, después de muchas vicisitudes, llegaron “al lugar donde estaba el Niño”. Allí volvieron a ver “la Estrella y se llenaron de inmensa alegría” (Mt. 2, 10). “Vieron al Niño que estaba con María Su Madre y postrándose, le adoraron” (Mt. 2, 11). Es decir, al llegar ante la presencia de Dios-hecho-Hombre, caen postrados ante tal majestad y grandeza. Caen, adorándolo. Los Tres Sabios de oriente ofrecieron regalos al Dios-Hombre: oro, en reconocimiento de que era Rey, el Rey de Reyes; incienso, con que lo reconocían como Dios, y mirra, sustancia usada para ungir a los muertos, simbolizaba su muerte como Hombre para nuestra salvación. Esta breve historia de la Sagrada Escritura nos muestra que Dios se revela a toda raza, pueblo y nación. Se revela en Jesucristo, Dios Vivo y Verdadero, ante Quien no podemos más que postrarnos y adorarlo. La historia de los Magos de oriente nos muestra cómo Dios llama a cada persona de diferentes maneras, sea cual fuere su origen o su raza, su pueblo o su nación, su creencia o convicción. El toca nuestros corazones para que lo reconozcamos en Jesucristo como nuestro Señor, nuestro Dueño, nuestro Rey. Como a los Tres Sabios, Dios nos llama, nos inspira para que le busquemos, se revela a nosotros en Jesucristo. Y nuestra respuesta no puede ser otra que la de los Sabios: buscarlo, seguir Su Camino, postrarnos y adorarlo, ofreciéndole nuestra entrega a El, nuestra oración y nuestros trabajos. “Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado”. Salmo responsorial (71). Solamente centrando nuestra vida en Dios podremos caminar con la verdad y vida que nos trae el Señor. Sin saberlo, una persona no-creyente, que ama, fomenta la paz y el bien, ha sido tocada por el Salvador. En la segunda lectura, San Pablo. Nos recuerda la universalidad de la salvación de Cristo. (Ef 3, 2-3. 5-6) “Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado a favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son co-herederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo". La Iglesia es el pueblo universal por excelencia, que es señal de salvación, en medio de la humanidad. El mundo entra en su estructura interna y la afecta, con lo bueno y con lo malo que hay en la humanidad, pero el mal que traen los hombres y mujeres no puede sobrepasar la fuerza divina de su misterio. La Iglesia existe porque Cristo, resucitó y venció el pecado y el poder del mal. La vida de los cristianos y creyentes y no-creyentes de buena voluntad, se hace humanización histórica y camino de eterna salvación, en la medida que Cristo, ilumina, purifica, sana y salva. Esto es posible porque "Cristo revela el hombre al hombre" (GS 22). Tal cual: el hombre sabe lo que es, la antropología, y sabe su destino y vocación, la escatología, por la Persona del mismo Cristo, donde el hombre se descubre a sí mismo. El humanismo cristiano parece estar hoy incluso mal considerado. Algunos pretenden identificarlo con un culto al hombre por el hombre sin Cristo y lo rechazan; es más, la misma expresión "humanismo cristiano" se intenta proscribir como maldita. Atendamos a unas palabras del Papa: “Confiados en la posibilidad de la “razón humana”, en la fidelidad plena al inmutable depositum fidei, es necesario – como hizo el "Doctor Communis" [Santo Tomás] – recurrir siempre a las riquezas de la Tradición, en la constante búsqueda de la “verdad de las cosas”. Por esto, es necesario que las Pontificias Academias sean hoy más que nunca Instituciones vitales y vivaces, capaces de percibir agudamente tanto las preguntas de la sociedad y de las culturas, como las necesidades y las expectativas de la Iglesia, para ofrecer una contribución adecuada y válida y promover así, con todas las energías y los medios a disposición, un auténtico humanismo cristiano” (Benedicto XVI, Discurso a las Academias Pontificias, 28-enero-2010). En la búsqueda de la verdad de las cosas, en la investigación, en la respuesta a los interrogantes del hombre de hoy, hay que responder y crear un "auténtico humanismo cristiano". Éste debe englobar, como siempre englobó, diversos aspectos: 1.- Pasión por Cristo y por tanto pasión por el hombre (porque Cristo amó al hombre y lo redimió) 2.- Fomento de una cultura verdadera. 3.- La expresión artística que ennoblece y eleva al hombre: pintura, escultura, arquitectura, música, etc. También en el culto de la Iglesia. 4.- La valoración de quienes desde la fe están en los nuevos púlpitos de hoy: periodistas cristianos, escritores católicos, el mundo de Internet. Y lo que parece obvio: 5.- El humanismo cristiano defiende al hombre en su dignidad y en su vida (desde su concepción hasta su muerte natural). Nada de lo humano nos es ajeno porque el Verbo se ha encarnado. Hoy celebramos esta verdad manifestada en Cristo. Mario Andrés Díaz Molina: Educador Comunitario.

Sanación Interior

Sanación Interior SANACIÓN DE LA PROPIA IMAGEN. (Del P. Robert de Grandis) PADRE, en nombre de Jesús, nos dirigimos a Ti para que toques a cada uno de estos hermanos y les des una buena imagen de sí mismos y una verdadera autoestima en Cristo Jesús. Señor, ellos pueden que se sientan indignos, inapropiados o inferiores; quizás se sientan feos, tímidos, patosos o que no hacen nada bien. A lo mejor les llamaron apodos que no les gustaron, e incluso de adultos pueden sentirse inseguros y no amados. Señor Jesús, llévate sus sentimientos de fracaso, de vergüenza, decepción, culpabilidad o timidez. Te pedimos que los liberes de toda fuerza negativa que les ha mantenido en la esclavitud y les ha apartado de vivir una vida abundante y victoriosa. Amado Señor, hazles saber cuánto les amas y que ellos son la niña de tus ojos. Nos dirigimos a Ti, para que sepan que Tú has muerto en la cruz, no solo por sus pecados, sino también por sus profundas heridas emocionales y sus recuerdos dolorosos. Te rogamos, Señor, que sanes todo lo herido y roto que haya en ellos. Ayúdales a amarse a sí mismos, a aceptar tu perdón, a perdonarse a sí mismos y perdonar a otros. Señor Jesús, llena los vacíos de sus vidas. Y dales el amor y la seguridad que pueden no haber recibido. Dales un atrevimiento santo, confianza y nuevas energías para que puedan hacer todas las cosas a través tuyo. Señor, dales una buena imagen de sí mismos. Y que puedan verse como Tú les ves: especiales, dignos y perdonados, para que cada uno de ellos llegue a ser la persona que Tú creaste y quieres que sea. En el precioso nombre de JESÚS. Amén. SANACIÓN DE RECUERDOS (P. Emiliano Tardif) Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación hacemos una oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan necesitarlo. Padre de bondad, Padre de amor,te bendigo, te alabo y te doy gracias, porque por amor nos diste a Jesús. Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a). Tú lo(a) conoces por su nombre. Te lo(a) presento, Señor, para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso en su vida. Tú conoces su corazón y conoces las heridas de su historia, tú conoces todo lo que él ha querido hacer y no ha hecho. Conoces también lo que hizo o le hicieron lastimándolo, tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado, conoces los traumas y complejos de su vida. Hoy, Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a) para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de su corazón. Tú que Sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sana a este hermano, Padre. Entra en ese corazón, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: ”paz a vosotros”. Entra en este corazón y dale tu paz. Llénalo de amor. Sabemos que el amor echa fuera el temor. Pasa por su vida y sana su corazón. Sabemos, Señor, que Tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María, nuestra madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y Tú respondiste a su deseo, transformando el agua en vino. Cambia su corazón y dale un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dale un corazón nuevo. Haz brotar, Señor, en este hermano(a) los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz y la alegría. Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que él pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo(a), junto a su familia, junto a sus hermanos. Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida. Te damos gracias de todo corazón porque Tú nos sanas, porque tu nos liberas, porque Tú rompes las cadenas y nos das la libertad. Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios. Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones. iQué grande eres Señor! Bendito y alabado seas, Señor. ORACIÓN DE PERDÓN (P. Roberto De Grandis) Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida. Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar. Te doy gracias porque Tú me amas y deseas mi felicidad más que yo mismo. “Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por todos mis pecados, faltas y todo lo que es malo en mí y todo lo que pienso que es malo. Señor, me perdono por cualquier intromisión en ocultismo, usando tablas de uija, horóscopos, sesiones, adivinos, amuletos, tomado tu nombre en vano, no adorándote; por herir a mis padres, emborracharme, usando droga, por pecados contra la pureza, por adulterio, aborto, robar, mentir. Me perdono de verdad. “Señor, quiero que me sanes de cualquier ira, amargura y resentimiento hacia Ti, por las veces que sentí que Tú mandaste la muerte a mi familia, enfermedad, dolor de corazón, dificultades financieras o lo que yo pensé que eran castigos. ¡Perdóname, Jesús, Sáname! “Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo, estuvo furiosa conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a mí, me dijo que era tonto, feo, estúpido o que le había costado mucho dinero a la familia, o cuando me dijo que no era deseado, que fui un accidente, una equivocación o no era lo que quería. “Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo, falta de amor, o de afecto, falta de atención, de tiempo, o de compañía, por beber, por mal comportamiento, especialmente con mi madre y los otros hijos, por sus castigos severos, por desertar, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por no serle fiel. “Señor, perdono a mis hermanos y hermanas que me rechazaron, dijeron mentiras de mí, me odiaron, estaban resentidos contra mí, competían conmigo por el amor de mis padres; me hirieron físicamente o me hicieron la vida desagradable de algún modo. Les perdono, Señor. Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor, de afecto, de consideración, de apoyo, por su falta de comunicación, por tensión, faltas, dolores o aquellos otros actos o palabras que me han herido o perturbado. “Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto, obediencia, falta de amor, de atención, de apoyo, de comprensión, por sus malos hábitos, por cualquier mala acción que me puede perturbar. “Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos, que hayan interferido en la familia y hayan causado confusión, o que hayan enfrentado a mis padres. “Señor, perdono a mis parientes políticos, especialmente a mi suegra, mi suegro, perdono a mis cuñados y cuñadas. “Señor, hoy te pido especialmente la gracia de perdonar a mis yernos y nueras, y otros parientes por matrimonio, que tratan a mis hijos sin amor. “Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo que son desagradables o me hacen la vida imposible. Por aquellos que me cargan con su trabajo, cotillean de mí, no cooperan conmigo, intentan quitarme el trabajo. Les perdono hoy. “También necesito perdonar a mis vecinos, Señor. Por el ruido que hacen, por molestar, por no tener sus perros atados y dejar que pasen a mi jardín, por no tener la basura bien recogida y tener el vecindario desordenado; les perdono. ” Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes, a mi congregación y mi iglesia por su falta de apoyo, mezquindad, falta de amistad, malos sermones, por no apoyarme como debieran, por no usarme en un puesto de responsabilidad, por no invitarme a ayudar en puestos mayores y por cualquier otra herida que me hayan hecho; les perdono hoy. “Señor, perdono a todos los profesionales que me hayan herido en cualquier forma, médicos, enfermeras, abogados, policías, trabajadores de hospitales. Por cualquier cosa que me hicieron; les perdono sinceramente hoy. “Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente, por no apreciarme, por no ser amable o razonable conmigo, por estar furioso o no ser dialogante, por no promocionarme, y por no alabarme por mi trabajo. “Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado así como a los actuales; a los que me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron injustamente, se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido, me hicieron quedar castigado después del colegio. “Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado, han perdido contacto conmigo, no me apoyan, no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda, les presté dinero y no me lo devolvieron, me criticaron. “Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar a esa persona que más me ha herido en mi vida. Pido perdonar a mi peor enemigo, la persona que más me cuesta perdonar o la persona que haya dicho que nunca la perdonaría. “Gracias Jesús, porque me estás liberando del mal de no perdonar y pido perdón a todos aquellos a los que yo también he ofendido. Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí hasta ellos. Amén.”

jueves, 3 de enero de 2013

Comentarios a los Mensajes del 25 de Diciembre

Comentarios a los Mensajes del 25 de Diciembre MENSAJE DE JESÚS INFANTE Y DE LA VIRGEN MARÍA REINA DE LA PAZ EN MEDJUGORJE Y REFLEXIÓN DEL P. FRANCISCO ÁNGEL VERAR HERNÁNDEZ ¡Feliz y Santa Navidad, y Feliz y Santo Año de la Fe 2013! En la última aparición diaria de la Virgen María a Jakov Colo el 12 de septiembre de 1998, se le advirtió que tendría una aparición anual en Medjugorje hasta el fin de su vida en la tierra. Por lo cual, también este año, Jakov tuvo la aparición de la “Gospa” que se verificó a las 14:15 y duró 10 minutos. Como las veces anteriores, también en esta ocasión Jakov vio a la Virgen que cargaba en brazos al Niño Jesús y le confió el siguiente mensaje: “Queridos hijos, entréguenme su vida y abandónense completamente a mí para que pueda ayudarlos a comprender mi amor materno y el amor de mi Hijo hacia ustedes. Hijos míos, yo los amo inmensamente y en particular hoy, en el día de la Natividad de mi Hijo, deseo recibir a cada uno de ustedes en mi Corazón y entregar sus vidas a mi Hijo. Hijos míos, Jesús los ama y les concede la gracia de vivir en Su misericordia, pero muchos de sus corazones han sido aprisionados por el pecado y viven en las tinieblas. Por tanto, hijos míos, no esperen más, digan no al pecado y entreguen sus corazones a mi Hijo, porque solamente así podrán vivir la misericordia de Dios y, con Jesús en sus corazones, emprender el camino de la salvación”. Entregar la vida a María. El mensaje que la Virgen ha dado en ocasión de la Navidad se puede dividir en tres partes. Al inicio hace una invitación que ha hecho en innumerables mensajes y que hay que tomarla a partir de su condición de Madre de la humanidad. El Concilio Vaticano II en la Constitución Lumen Gentium afirmó: “Esta maternidad de María en la economía de gracia perdura sin cesar desde el momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna” LG 62. De ahí pues, que la Madre de Dios desde el Cielo, está cumpliendo con la misión materna que la Santísima Trinidad le ha encomendado, por tanto, una vez más solicita a sus hijos —creyentes o no creyentes— que se acerquen sin temor a beber en la fuente de Su Corazón Inmaculado, que tengan las puertas del corazón abiertas de par en par para que reciban las gracias que Ella tiene reservadas a sus predilectos. En el arco de la vida de cualquier ser humano en la tierra, pueden darse muchas experiencias gratificantes de amor, desde las que cimientan sus raíces en la familia de origen, hasta aquellas con las que ha soñado establecer una unión indisoluble. No obstante, a la par, hay que considerar que —fuera de la Trinidad Santísima— no puede existir en la tierra un amor tan gratificante, puro y santo como el que la Santísima Virgen María tiene para cada uno de sus hijos. Sin embargo, muchos no conocen este amor y por eso una vez más, la Madre vuelve hacer la invitación. De tal manera que las almas pueden acercarse a Ella sin temor y hacer la experiencia que el mismo Jesús hizo cuando descendió a nosotros a través del vientre inmaculado de María Santísima. San Luis María Grignion de Montfort escribió: “Cuando María ha echado raíces en un alma, realiza allí las maravillas de la gracia que sólo Ella puede realizar” TVD 35. Por tanto, no se debe dudar en acoger a María y tenerla como fiel compañera y Madre. No se debe dudar en amarla y vivir en gracia junto a Ella, porque por medio suyo se reciben gracias especiales y por medio de Ella se llega eficazmente a Jesús. La persona que ama a María y tiene a María en su corazón, también amará a Jesús y tendrá a Jesús en su corazón. Porque la Virgen es siempre el camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar al Salvador, y para vivir junto a Él, y la Madre quiere que todos vayamos a Jesús por el mismo medio que Él utilizó para llegar a nosotros: María. No puede existir entonces, otro medio mejor que el que Dios mismo utilizó para llegar a nosotros. Por lo que hay que concluir: si aceptamos a María como Madre y Reina de nuestros corazones y vivimos en profunda amistad con Ella, también aceptaremos a Jesús como Señor y viviremos en profunda amistad con Él. Es esta la razón del porqué María desde el Cielo, busca a sus hijos: para que Él reine y gobierne el corazón de todos; como efectivamente reinó y gobernó el suyo: en Belén, en Egipto, en Nazaret, en Caná, en Cafarnaúm y en Jerusalén. Por tanto, el corazón que se abre de par en par a María, recibe también a Jesús, y Él establece en él Su morada: reinará y gobernará su alma y vivirá permanentemente en Él toda vez que a razón del Bautismo, reinará en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, y a lo largo del curso de su vida en la tierra y a la hora de su muerte introducirá su alma en el Paraíso donde podrá contemplar cara a cara, el Rostro Divino de Dios y el rostro amantísimo de Su Santísima Madre. Como diría Montfort: “¡Toda lengua enmudezca!”. Jesús a todos ama y concede la gracia de vivir en Su Misericordia. El amor de María hace posible que el alma experimente en plenitud el amor de Su Hijo, que Jesús llamó fuego ardiente, llama viva de amor, manantial de aguas vivas. ¡Qué pena que muchas almas mueran en pecado sin haber experimentado nunca en la tierra el amor inconmensurable del Sagrado Corazón de Jesús y el inmenso amor de María! Nótese que María viene a la tierra a darnos con Su amor la llave para penetrar en la cerradura del Divino Corazón del Redentor: “deseo recibir a cada uno de ustedes en mi Corazón y entregar sus vidas a mi Hijo”. Es este el principal “secreto de Medjugorje” que desde el principio la Madre reveló: es posible la vida plena en la tierra con Jesús por manos de María. Quien tiene a Jesús en la tierra nada le falta, nada anhela… sólo vivir con Él en el Paraíso por la eternidad, porque Jesús se hizo Todo en su vida y sólo Él fue el deleite de su corazón para exclamar como san Pablo: “todo cuanto el mundo me ofreció lo estime basura.” María dice en el mensaje de este mes algo que debe resonar profundamente en el corazón de todos en esta Navidad, y en el curso del 2013 —que no puede pasar por inadvertido al ser humano—: “Jesús los ama y les concede la gracia de vivir en Su misericordia”. Considérese, que sólo esta expresión bastaría para vivir en este mundo como el ser más feliz de todos los mortales. Pero la gente no la entiende, no la asimila. Se asimila más las informaciones que vienen de los medios de comunicación social, de las noticias y del deporte de cada día. Por desgracia, atrae más navegar por internet y sentirse conectado a una máquina electrónica de por vida que vivir conectados con Jesús y María por medio de la oración porque muchos en esta Navidad han sentido que la electrónica por fin llenará sus vidas —las tabletas electrónicas y móviles sofisticados—, no Jesús. Y no es que una cosa se oponga a la otra, sino que se busca la felicidad por medio de la comunicación con el ser humano y la adquisición del conocimiento al instante y se pasa por alto que el Único que puede llenar el corazón de alegría, paz y amor es JESUS, sólo JESUS. JESÚS y nadie más que Él. Esto no lo pueden escuchar muchos, les duele, les incomoda, porque toca sus intereses. La Virgen María, sin embargo, revela a cada ser humano que la fuente de la vida está sólo en Jesús. En efecto ha dicho: “Jesús los ama y les concede la gracia de vivir en Su misericordia”. Estas palabras deben sacudir las conciencias de toda la humanidad, María afirma que Su Hijo no hace acepción de personas porque a todos ama por igual; que está dispuesto a perdonar a todos sus pecados como el sanar las heridas que los mismos han dejado en su corazón. Y también ha sostenido que la respuesta concreta para cada hombre en la tierra la tiene sólo Jesús y que Él concede la gracia sin medida para vivir en Su Misericordia. Ahora, tú debes dejarte conducir por Él y permitirle que transforme tu corazón y lo haga feliz, como transformó el corazón de María, el cual siendo Inmaculado, al descender Jesús a él, le dio un nuevo giro a su vida. Así Jesús también quiere darle en este nuevo Año un nuevo giro a tu vida, permite ahora que Él te transforme y te conduzca por el camino de la verdad que sólo Él posee. Decir “NO” al pecado y entregar el corazón a Jesús. María, por último, también ha dicho en esta Navidad el porqué muchos corazones no se rinden a Jesús y a Ella: porque se dejan aprisionar por el pecado. Es horrible que esto suceda después de 2013 años de celebrar el Nacimiento del Redentor: que la gente se deje aprisionar por el pecado en lugar de entregar la vida a Jesús. Esto se podría esperar de los no cristianos más no de lo que a razón de su bautismo se consideran discípulos y misioneros de Jesús. Por lo que la Madre ha sido muy clara: “muchos de sus corazones han sido aprisionados por el pecado y viven en las tinieblas”. Entonces, no queda más que enjugar las lágrimas que la Virgen derrama por las almas que se pierden en pecado y hacer reparación. Así actúa el verdadero discípulo de Jesús y de María, porque mientras muchas almas buscan cambiar de vida y acercarse a Jesús, tantas otras —¡quizá la mayoría!— permanece indiferente; lo que no puede ocurrir. Porque no se le puede dar la espalda a cuanto Jesús hizo y padeció por nuestra salvación. Decir “No” al pecado es iniciar una vida nueva, significa acercarse al sacerdote y llorar de corazón los pecados cometidos, hacer reparación y pedir perdón para iniciar una vida nueva. Recuérdese que Jesús da la gracia para hacerlo. La Virgen ha dicho: “Jesús los ama y les concede la gracia de vivir en Su misericordia”. ¡Viva Jesús, viva María! MENSAJE DE JESÚS INFANTE DEL 25 DE DICIEMBRE DE 2012 La segunda aparición de la Virgen se dio a las 17:40 a Marija, Ivan y Vicka, que siguen teniendo la aparición cotidiana. He aquí las palabras que remite la vidente Marija Pavlovic Lunetti: “La Virgen vino con el Niño Jesús en brazos y no dio ningún mensaje, pero el Niño Jesús comenzó a hablar y dijo: “Yo soy vuestra paz, vivan mis mandamientos”. Con la señal de la Cruz, la Virgen y el Niño Jesús, juntos, nos bendijeron.” Este segundo mensaje, es impresionante, tanto forma como en estilo, porque de suyo ha cambiado el patrón de 31 años y 6 meses: en lugar de hablar la Virgen habló Su Hijo. La vidente Marija Pavlovic Lunetti relató su experiencia a Radio María de Italia, minutos después de la aparición, de esta manera: Marija: “Estuvimos todos sorprendidos, para mí ha sido una fuerte emoción, y después de la aparición comencé a llorar; normalmente estoy alegre. También en esta ocasión estoy alegre, pero ha ocurrido algo extraordinario, me conmueve mucho… el Niño Jesús nos ha bendecido, y por primera vez, en realidad, nos ha hablado. Como cada año, la Virgen llegó con el Niño Jesús. Yo le encomendé a la Virgen las intenciones; como normalmente hago y esperaba que la Virgen diera el mensaje. Sin embargo, la Virgen permaneció en silencio, Jesús se enderezó y se ha manifestado como el “Rey de la Paz”… y con autoridad ha dicho estas palabras, aún permaneciendo niño… Por primera vez Jesús me ha hablado. En Medjugorje Jesús nunca ha hablado. Jesús ha hablado con gran autoridad y con un tono que permanece fuerte dentro de ti, he escuchado la voz del Niño Jesús, pero no era ya como un niño de pocos días de nacido, sino un Jesús que, aún así pequeño, recién nacido, si alzó… Hasta ahora, la única experiencia extraordinaria que habíamos tenido con el Niño Jesús fue cuando nos guiñó el ojo.” P. Livio Fanzaga: “Jesús si ha enderezado como vemos en algunos bellos iconos: el Niño es pequeño pero se ve con una gran autoridad, en aspecto real.” Marija: “Exactamente; propiamente así.” P. Livio: “¿Qué cosa debemos pensar en relación a este hecho?" Marija: “Yo no me lo esperaba algo así. Podría esperarme que la Virgen me dijera que no aparecerá más o algo parecido… Desde hace 31 años la Virgen aparece en cada Navidad con el Niño Jesús en brazos. Sin embargo, es la primera vez que el Niño Jesús ha hablado.” P. Livio: “Pero ha dicho palabras extraordinarias, ha dicho “Yo soy la paz”. Los teólogos saben muy bien que cuando Jesús en el evangelio dice: “Yo Soy”, es la reivindicación de una autoridad divina “Yo soy aquel que soy” (dijo el Señor a Moisés, Ex 3,14). “Yo Soy” también es un expresión que Jesús usa para señalarse de esta manera como Dios: “Yo Soy la paz”. Y luego, “Vivan mis mandamientos”. Es un Niño que habla con autoridad divina… es lo que golpea mucho en este mensaje.” Marija: “Me ha golpeado muy fuerte. Esta noche después de la aparición he llorado. Me ha sucedido otras dos o tres veces, pero esta vez me ha golpeado mucho y también en este momento estoy buscando como asimilar lo que he visto.” Frente al episodio inusual que Jesús infante ha hablado por primera vez en Medjugorje, ¿Qué se puede comentar? Se empieza por afirmar que la exhortación que Jesús ha dado en esta ocasión, más clara y determinante no ha podido ser y aunque el mensaje es sí no sea novedoso —porque la Iglesia tiene 2000 años de anunciarlo—, es novedoso que Jesús haya tomado la palabra para hablar; justo después de 31 años que los videntes lo ven venir en Navidad. Pero ¿por qué habló ahora y no antes? Tal vez, los 31 años y medio de apariciones diarias de la Virgen, fueron una preparación para escuchar este mensaje de Navidad y porque nos podemos estar acercando hacia el fin de las apariciones diarias y la realización de los “secretos” que la Virgen ha confiado a los videntes. La primera parte del mensaje del Señor dice: “Yo soy vuestra paz”. Seguramente, al decir esto Jesús se está refiriendo a que muchos de sus discípulos no viven la paz en su corazón como deben, debido al activismo, al pecado o a la pérdida del sentido de la fe, pero al recordar hoy que sólo Él es la fuente de la paz y la paz misma, no queda más que entregarse a Él con todas la fuerzas e iniciar el camino que el Señor espera de sus discípulos. Pero, hay que observar además, que también el mensaje puede ser una contundente llamada a la humanidad, para que las naciones se abran más a Él y a sus Mandamientos antes de regresar como Juez universal de vivos y muertos. Y en tal caso, el mensaje tendría una marcada connotación social e internacional. De todos modos, se debe recordar, que según el mismo evangelio, Jesús es el único Rey de la Paz y Señor de la Historia, y fuera de Él no hay otro Nombre dado a los hombres porque el que la humanidad pueda salvarse. La segunda parte del mensaje también es significativa: el Señor ha pedido que se vivan sus mandamientos, ha hablado con suma autoridad, la que ha recibido del Padre dada su condición de Redentor del género humano. Pero nótese, que para vivir los Mandamientos es obvio que hay que acercarse a ellos y estudiarlos, por lo que no se descarta que la exhortación de Jesús tenga también que ver con el nuevo Año de la Fe que la Iglesia dedica al 2013. El Papa ha pedido que a lo largo de este Año se estudie y se profundice el Catecismo de la Iglesia Católica, el documento oficial que mejor expone y profundiza los mandamientos de Jesús. El Papa ha dicho: “Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica” PF 11. Por último, se puede observar que al final de la aparición la Virgen y el Niño Jesús imparten juntos la Bendición y la Virgen no se despidió con su tradicional: “Gracias por haber respondido a mi llamada.” Tal vez porque de esta manera los dos, Madre e Hijo, quieren hacer comprender que con la Bendición de ambos se puede aceptar y poner en práctica lo que Jesús ha declarado y ha solicitado. La aparición del Niño Jesús y de Su Madre, es un gran regalo de Dios a la humanidad en el Año Santo de la Fe, hermoso icono sobrenatural que inspira a la Iglesia a mirar más de cerca a Jesús junto a Su amadísima Madre. Mensaje extraordinario de la Virgen María el 28 de diciembre en la Colina de las Apariciones El 28 de diciembre hubo una aparición extraordinaria de la Virgen en la Colina de las Apariciones de Medjugorje por medio del vidente Iván. Ante innumerables fieles, la Virgen dio el siguiente mensaje que explica por sí mismo, el mensaje de Jesús infante del 25 de diciembre. “Queridos hijos, también hoy deseo invitarlos a la alegría. Los invito de nuevo a la alegría. Al mismo tiempo los invito a la responsabilidad. Queridos hijos, acojan responsablemente mis mensajes y vivan mis mensajes, porque viviendo mis mensajes deseo conducirlos a Mi Hijo. En todos estos años en que he estado junto a ustedes, mi dedo señala a Mi Hijo, a Jesús, porque deseo entregar a todos ustedes a Él. Por lo tanto, durante los días siguientes, su tarea es plantearse la siguiente pregunta: “¿Qué puedo hacer para que mi corazón esté más cerca de Jesús?”; “¿qué debo abandonar, que debo rechazar para que mi corazón esté más cerca de Jesús?” Queridos hijos, Yo oro por todos ustedes para que vuestra respuesta sea: “¡Deseo estar cerca de Jesús! ¡Gracias queridos hijos, porque también hoy han respondido a mi llamada y han dicho “SI”!” Al final la Virgen oró por los sacerdotes y las vocaciones de la Iglesia. El mensaje de este 28 de diciembre profundiza y esclarece el de la Navidad, y despeja la incertidumbre de que la Madre continuaría apareciéndose sola o en compañía de Jesús. El mensaje se puede dividir en 3 partes. Invitación a la alegría La Navidad es por excelencia la Fiesta de la alegría pero lo cierto es que muchos fieles no viven esta virtud, probablemente, porque en lugar de acudir a Jesús sabiendo que sólo Él es la fuente de la verdadera alegría, insisten en buscarla por otros medios. Cuando la Virgen dice: “hoy deseo invitarlos a la alegría. Los invito de nuevo a la alegría” es otra manera de invitar a sus hijos a poner a Jesús en el primer lugar del corazón, porque cuando Jesús reina en el corazón reina la alegría, reina la paz y reina el amor. Pero eso no significa que no se tenga que luchar a cuanto se opone a la alegría, porque inclusive el combate puede aumentar, y quizá por ello la Virgen invita a vivirla. Por lo tanto, para vivir la alegría también hay que saber combatir las oposiciones que pudieran venir, porque Dios quiere que el ser humano sea feliz y los santos han dado ejemplo de ello, al punto que se pudiera afirmar que las personas más felices de la tierra han sido precisamente ellos, y si imitamos los santos, también podemos ser felices, porque santidad y felicidad son sinónimos: sin alegría no hay santidad y sin santidad no puede haber alegría. Jesús dijo: “Felices los mansos, felices los humildes, los de corazón puro, los misericordiosos, los que trabajan por la paz”. De esta manera, Jesús reveló que el secreto para ser feliz, está, precisamente, en el evangelio. Hoy muchos no lo saben y por eso el cristiano lo debe recordar con el ejemplo de su vida. Por tanto, al inicio del año hay que abrir el corazón y pedir el Espíritu Santo, para que del mismo modo que hizo a Jesús alegre en este mundo, nos haga alegres a todos y podamos decir como María: “mi espíritu se alegra en Dios mi salvador”. Invitación a vivir responsablemente los mensajes. También la Madre ha enfatizado una vez más la importancia de tomar con seriedad sus mensajes. Con seguridad, podemos afirmar que al observar desde el Cielo a sus hijos se da cuenta que muchos no responden como deben. No está de más resaltar una vez más, que la Virgen no desciende cada día del Cielo a la tierra a hacer turismo o porque no encuentre ocupación en el Paraíso. Recuérdese que desde el principio de las apariciones hizo referencia a que Dios la había enviado para ayudarnos e interceder extraordinariamente por la paz del mundo, la reconciliación de la humanidad y llenar de fervor a la Iglesia. Por tanto, permanecer indiferente a las llamadas de la Virgen es permanecer indiferente a los signos extraordinarios que el mismo Dios envía para ayudarnos. Hace 31 años la Madre dijo: “Tomen en serio mis mensajes y sepan que Dios no juega con la humanidad.” Por tanto, vivir responsablemente los mensajes significa decidirse por la paz, por el amor, por la reconciliación de los hombres y tomar cada día la corona del Rosario en mano —por lo menos tres veces—. También significa acudir diariamente a la Eucaristía, leer y meditar la Sagrada Escritura, ayunar los miércoles y viernes a pan y agua, y practicar la Confesión mensual. También abrirse a la oración comunitaria —grupos de oración— y sobre todo: trabajar con responsabilidad en la conversión personal, que para María es el mensaje más importante. Por otro lado, hay que estar pendiente cada mes de lo que la Madre volverá enfatiza, como por ejemplo: el amor al prójimo, la paz del corazón, la virtud de la pureza, de la alegría, de la fe, de la esperanza… Entregar el corazón a Jesús y vivir junto a Él. La tercera parte del mensaje es la más importante y expresa la razón de la venida de María: que los fieles permanezcan junto a Jesús y que liberen el corazón de cuanto pueda ser obstáculo para ello. La Virgen propone, por medio de dos interrogantes, un pequeño programa o ejercicio de introspección, como un análisis serio de discernimiento a fin de purificar la voluntad y decidirse por la santidad. La primera interrogante está en función de cuanto humanamente se puede hacer para que el corazón esté siempre cerca de Jesús. Y la segunda, conlleva a liberar las ataduras de cuanto impide vivir en plenitud la conversión. Como cada ser humano es diferente, la pregunta se la debe formular cada uno, a fin de descubrir que impedimentos reales impiden vivir la santidad en plenitud. En algunos pudiera ser la falta de disciplina espiritual, o de motivaciones causadas por la falta de oración, la poca vida espiritual, el activismo o la vida de pecado. Pero en otros pudiera ser la falta de decisión personal por Jesús y su proyecto de vida, que se acentúa por las crisis existenciales, los escándalos de la Iglesia, o quizá la vida materialista, consumista o hedonista… No obstante, lo fundamental es que cada cual se interrogue a sí mismo y las fiestas de inicio de año no deben distraer esta llamada. La Madre termina el mensaje pidiendo que sus hijos oren por esta intención al momento de asegurar Ella su oración para que la respuesta de sus hijos sea determinante. Puede visualizar el comentario del mensaje en nuestra página web: http://centromedjugorje.org/santuario/historial-de-mensajes/