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sábado, 16 de agosto de 2014

LA ASUNCIÓN DE MARÍA ES UN FRUTO DE LA REDENCIÓN DE JESUCRISTO. REFLEXIONES TEOLÓGICAS DOMINICALES. 17-AGOSTO-2014.

La Asunción de María, como otros casos, no está en la Biblia en forma expresa, pero sí se concluye de la Biblia en forma necesaria. Es decir está en la Biblia en forma implícita. Recordemos que la Biblia debe leerse como un todo (2 Tm 3, 16-17), o de lo contrario terminaremos haciendo decir a la Biblia lo que no dice. “asunción" no es lo mismo que “ascensión". La “ascensión" es el hecho de ascender a los cielos por sí mismo como Jesús (Lc 1, 3-11). “Asuncion" es ser llevado a los cielos por Dios mismo. "Al final de su vida, la Virgen María pasó a la otra a través de un hecho que no puede llamarse muerte como la conocemos universalmente, para cumplir con 1 Tes 4,17. Su persona fue excepcional para cumplir con Lc 1,28. Y vive en el cielo en cuerpo y alma para cumplir con Lc 1,28 y Hech 1,9". 1.- Las personas pueden ser asuntas a los cielos como María. Fue antes el caso de Enoc (Gn 5, 24) o de Elías (2 Re 2, 11-12). Dice la Biblia: "Yavé hizo subir a Elías al cielo en un torbellino..." (2 Re 2, 1). Enoc vivió de acuerdo a la voluntad de Dios. ("Enoc anduvo con Dios...." dice Gn 5, 22). Dice San Pablo: “Por su fe también Henoc fue trasladado al cielo en vez de morir, y los hombres no volvieron a verlo, porque Dios se lo había llevado. Antes de que fuera arrebatado al cielo, se nos dice que había agradado a Dios; pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan." (Hb 11, 5-6). Dice San Pablo: "Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor". 1 Tes 4,17. "Les decía también: "Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios." Mc 9,1. 2.- La muerte no es la destrucción total de nuestro ser. El cuerpo muere, el alma es inmortal. “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos" Mt 22,32 "Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor" Fil 1,23 "... Se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús." Mc 9,1-4. Si abraham, Isaac, Jacob, Elías y Moisés estaban vivos junto a Dios con mayor razón María, la sierva y Madre de Dios, que vivió unida a su hijo. Estos versículos indican que los cristianos viviendo en gracia de Dios y presencien la venida física de Jesucristo en los últimos tiempos, no morirán la muerte terrenal sino que pasarán directamente al cielo en cuerpo y alma para toda la eternidad. La asunción está en la Biblia relacionada con la inmortalidad del alma y nueva vida, fruto de la acción redentora de Jesucristo, único salvador necesario, que transforma la vida humana según el plan de Dios.. 3.- María es la “Llena de Gracia" le dice el ángel Gabriel (Lc 1, 28), quien también le dice que Dios está con ella (la maravillosa frase de Lc 1, 28 es “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."); Enoc anduvo con Dios, pero Dios estaba con María. El mismo Dios, por su mensajero, la declara llena de gracia en una forma permanente pues ha encontrado el favor de Dios (Lc 1, 30) y María acata en forma totalmente incondicional la voluntad del Altísimo (Lc 1, 38). Es tal el estado de María, que –antes de la pasión de Jesucristo- puede declarar que Dios la ha salvado y todas las generaciones la llamarán bienaventurada (Lc 1, 48). Siendo así, es un caso como el de Enoc en grado máximo, pues mereció ser la Madre de Nuestro Señor (“...has encontrado el favor de Dios" dice el ángel). Tenemos claro entonces que María agrada a Dios y es modelo de Fe, en tan esplendoroso sentido que ya es salva desde antes de la pasión de Nuestro Señor. 4.- En María se anticipan los frutos de la redención de su hijo. Decía Jesús a los saduceos: “Pues cuando resuciten de la muerte, ya no se casarán hombres y mujeres, sino que serán en el cielo como los ángeles." (Mc 12, 25). Dice San Pablo: “ Pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de él y nosotros vamos hacia él." (1 Co 8, 6) Y en otra parte: “ Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor." (Fil 3, 20) Esa es una promesa. Cuando María visita a su prima Santa Isabel, esta –llena del Espíritu Santo- declara “¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!" (Lc 1, 45).Jesús, les dice a los apóstoles que les prepara una morada en la casa del Padre: “No se turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino." (Jn 14, 1-4). Tenemos entonces frente a nosotros la promesa de la Resurrección. Ya Dios había salvado a María, por los meritos de Cristo, no quedaba sino que al final de su vida resucitara inmediatamente. "La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (Catecismo, n. 966). María nos precedió en el cielo y nos precederá siempre, como madre del rey que se sienta al lado del trono (Sal 45(44), 7-10). Conclusión: Así las cosas, el dogma de la Asunción de María es plenamente bíblico. Mario Andrés Díaz Molina: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule. Estudiante de Magister en Ciencias Religiosas y Filosóficas. Mención Filosofía. UCM.

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