Entradas populares

jueves, 2 de abril de 2015

Jesucristo y la Nueva Creación

La Resurrección de Jesucristo y la Nueva Creación.------------------------------------ Reflexiones Teológicas Dominicales. 5-abril-2015.----------------------------------------------- Creer en la resurrección es creer en Dios y en el ser humano. Sin Dios no se puede entender el sentido más profundo de la realidad y en particular la muerte, sin Dios, es absurda. Sólo el Hijo de Dios, puede quitar el aguijón doloroso de la muerte y recrear al mundo en armonía con Dios. La resurrección de Jesús es el supremo don humano-divino que el cristianismo anuncia a toda la humanidad, a todas las culturas y sistemas socio-político-económicos que configuran la diversidad planetaria de nuestra civilización global. Dios es salvador, porque es la única soberanía absoluta que no aplasta la libertad humana. 1.- la resurrección de Jesús es el inicio de la resurrección de los seres humanos. Es el fundamento de todo lo que una mujer y un hombre pueden hacer de bueno, justo y santo. Lo mejor de cualquier persona, en Cristo tiene su raíz. Todas las otras religiones, buscan superar o aliviar la angustia de la muerte, pero sólo el cristianismo tiene un fundador que trascendió la muerte y la iluminó con el gozo eterno de su resurrección. Si bien todas las otras religiones fueron fundadas por hombres, las buenas acciones de sus creyentes, lo santo que puedan tener, son posibles porque Cristo resucitó y los efectos de su resurrección, se hacen una constante invitación a descubrir en Cristo, al único salvador que desde lo profundo y sin conocerlo claramente, nos ama y nos enseña en la medida de nuestra razón, la voluntad de Dios. En este anuncio e invitación a la conversión, la Iglesia viviente que tiene como Cabeza al mismo Jesucristo, con tolerancia y diálogo propone a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que Dios es trino y que envío a su Hijo para rescatarnos del mal y por medio del Espíritu Santo, renueva la tierra, hasta llegar a su plenitud en la Nueva Creación, al final de la historia. El paso necesario para recibir este don y tarea histórica, es la conversión de nuestros errores y pecados que nos hacen egoístas y nos separan de Dios y de una vida fraternal. 2.- En 1 Corintios 15, Pablo explica en detalle la importancia de la resurrección de Cristo. Algunos en Corinto no creían en la resurrección de los muertos, y en este capítulo, Pablo da seis consecuencias desastrosas si es que no hubiera resurrección; 1) No tendría sentido el predicar a Cristo (v.14); 2) la fe en Cristo sería vana (v. 14); 3) todos los testigos y predicadores de la resurrección serían mentirosos (v. 15); 4) nadie sería redimido del pecado (v. 17); 5) todos los creyentes que nos precedieron, habrían perecido (v. 18); y 6) los cristianos serían la gente más digna de compasión en el mundo (v. 19). Pero Cristo, sí, se levantó de entre los muertos y “primicias de los que durmieron es hecho.” (v. 20), asegurando que lo seguiremos en la resurrección para vida eterna, si libremente queremos entrar en su Reino, reconociendo nuestra responsabilidad y culpabilidad en lo que corresponde y cambiando de vida. Consecuencia de nuestra conversión verdadera, es nuestra paz y liberación del pecado. El perdón de Dios, tiene como fruto una vida de libertad, fraternidad, alegría y fortaleza frente a las dificultades de la vida, que a veces son muy duras y mortificantes. Pero, la alegría tiene como fuente el gozo de Cristo resucitado. 3.- La inspirada Palabra de Dios escrita y no-escrita, que el Magisterio y todo el pueblo cristiano interpreta de acuerdo a su espíritu, nos asegura que la muerte ha sido radicalmente superada y ahora, es un tránsito hacia la vida eterna, que diariamente caminamos como peregrinos de lo divino. Pablo en 1 Corintios 15:55, “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” ¿Cómo describen estos versos la importancia de la resurrección? Pablo responde, “...sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (v. 58). Él nos recuerda que sabiendo que seremos resucitados a una vida nueva, podemos sufrir persecución y peligros por amor a Cristo, tales como Él padeció (vv. 29-31), y al igual que miles de mártires a través de la historia, quienes gustosamente fortalecidos por la gracia se dejaron matar o martirizar, porque en sus vidas estaba el germen de la vida eterna. Porque no murieron para desaparecer, sino para entrar en la comunión definitiva con Dios trino. Conclusión: Dios no se impone en nuestra vida, contra nuestra libertad. Libremente lo aceptamos. Pero, él siempre nos ama primero, siempre nos facilita nuestro acercamiento a él, sin presionarnos ni atemorizarnos con un castigo. El castigo eterno será siempre consecuencia de una vida perversa, egoísta y contraria al amor y mandamientos universales de Dios. Esta es una verdad importante que no se pude ocultar, pero tampoco deformar. Hay una condenación eterna que es una consecuencia directa de nuestros actos malos, deliberadamente cometidos. Dios, siempre busca que, a través, de la conversión y cambio de vida, el mal sea erradicado por la gracia y, una vida de justicia unida a Dios y a los Otros que son nuestros prójimos, sea el fruto del Reino que ya está entre nosotros y que se manifestará en su plenitud, en la gloria de la humanidad restaurada en Cristo, que es lo que la biblia llama Reino de los Cielos. No podemos olvidarnos de esta verdad revelada: así como existe la vida eterna, también existe una muerte eterna, que no es una aniquilación o desaparición total de la persona, que vivió y murió en el pecado, que deliberadamente cometió, sino es una existencia donde Dios está ausente. Dios no puede obligar a su creatura racional y libre a amarlo y cumplir sus mandamientos y así como respetó su libertad y toleró el pecado cometido, deja que las consecuencias se hagan eternas: si se vivió y murió en el bien: vida eterna y si se vivió y murió en el mal: muerte eterna. Es la justicia en todo su sentido. La misericordia divina tuvo su momento, que es este mismo momento. Podemos tener algo de alegría, libertad, amor, esperanza, paz, etc. porque Dios, ahora mismo nos está tocando. Cuando Dios deja de tocar el alma-cuerpo de un ser humano, con amor y misericordia, es el infierno. No hay ningún ser humano, incluyendo al más perverso, que mientras viva en este mundo, no sea tocado con amor por Dios. Por lo mismo, nadie podrá decir, dentro de su situación cultural y religiosa, que no tuvo toda la gracia de Dios, para vivir en el bien y morir en el bien, que viene siempre de Dios y, que el hombre y mujer, no pueden generarlo sin Dios. Por eso se dice que la salvación no se merece o no se gana por méritos propios, es solamente gracia y misericordia de Dios, por los méritos de Cristo.-------------------------------------------- Mario Andrés Díaz Molina: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule. Estudiante de Magister en Ciencias Religiosas y Filosóficas. Mención Filosofía. UCM.

No hay comentarios:

Publicar un comentario