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lunes, 5 de septiembre de 2011

RESEÑA DE MARIO ANDRES DIAZ MOLINA

RESEÑA DE MARIO ANDRES DIAZ MOLINA

MARIO ANDRES DIAZ MOLINA



Nació un 4 de septiembre de 1957 en la sureña ciudad de Angol, en la novena región; radicado en Linares desde 1978 a 2004. Actualmente reside en la localidad rural de Melozal, comuna de San Javier. Estudiante de Pedagogía en Religión y Filosofía. U.C.M.

Desde muy niño mostró afición por la creación literaria y el arte. En el año 2001 se integra al taller literario de la Casa de la Cultura de Linares, buscando crear una concepción literaria y artística que le permita establecer un camino personal y original en el mundo del arte, pues intenta profesionalizar su afición por la creación literaria y artística que no siente como un mero pasatiempo sino como una vocación intrínseca de su vida. En los años 1998 y 1999 participa en el coro filarmónico ‘Marta Rivas’ de Linares.

Publica junto a otros poetas y escritores los siguientes libros: ‘Unas letras más’ (Poesía, 2001); ‘Versos en mosaico’ (Poesía, 2004); ‘Recuentos tornasolados’ (Narrativa, 2005); ‘Versos de alameda’ (Poesía, 2006); gana el 1er lugar nacional en poesía, en el V concurso de poesía del mundo rural 2006.(FUCOA); gana el 3er lugar regional ( Región del Maule) en el 15° Concurso de Historias y Cuentos del Mundo Rural, Categoría “Historias Campesinas” 2007.



Colabora con el diario ‘El Heraldo’ de Linares.

Es cofundador y fue vicepresidente del colectivo cultural ‘Jorge Yáñez Olave’.

Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile, filial Linares. (Director).

Es miembro del Círculo de Comunicadores Sociales de Linares.

En el año 2003 participa en el taller de escultura de Don Carlos Moya. Durante los años 2004 y 2005 participa en el taller de dibujo y pintura de Claudio Sepúlveda.

Manifiesta gran interés en cultivar estas cuatro áreas de la cultura artística: literatura, pintura, escultura y canto.

También se aplica en encontrar respuestas a sus inquietudes en las áreas de la Educación, Filosofía y Teología.

Está consciente que tiene una responsabilidad política y social y, como católico, está interesado en aportar a la renovación de la Iglesia. Cree que hay que formar una Red Eclesial Mundial de Laicos católicos por una Iglesia Fraternal.

Cree en una “Revolución de personas”, en el Comunitarismo, en una socio-economía solidaria y un Estado Regulador Comunitario.



Ha transitado por los caminos de la poesía metafísica-religiosa. Tiene una visión crítica de la Iglesia y cuestiona lo que ve como contrario al espíritu del Último Concilio Vaticano II y en lo esencial, al cristianismo. Su poesía y narrativa social emergente insinúan una sociedad alternativa al sistema neoliberal.

Su poesía existencial rescata lo cotidiano y busca un nuevo pensamiento estético que, sin desconocer las normas de la tolerancia y el respeto a la diversidad, cuestiona la actual ideología consumista y propone un nuevo estilo de vida metafísica y existencial y, sobretodo, comunitario.



SOY...



Soy un aeroplano autodidacta,

que aprendió a volar volando...

Conocí el cielo en la punta de un beso borroso,

en el ángulo de una sonrisa rota,

en el fuego de una boca prostituida...

Soy un volador de luces,

detrás de mi corazón se esconde la soledad,

detrás de mi cerebro,

se oculta la noche de mi cansancio,

detrás de mi fuente de agua,

se oculta la impureza de mis manos en la cena,

detrás de mi altar interior,

se oculta la oración de mi fe agonizante-perseverante...

Soy un hombre espacial,

que busca el camino del último sol,

que navega en las aguas cósmicas de sus propios ojos,

que se cae en la mirada de una mujer anónima,

que se ríe con pena de la luna desnuda

bañándose en un charco infectado...

Soy el último sobreviviente de mi exterminio,

de mi caza de brujas,

de mi inquisición,

de mi lista negra,

de mi guerra sucia.

Soy el verbo depurado

de mi purificación lingüística,

de mis educadores bien intencionados,

de mis amigos muy queridos,

de mis enemigos misericordiosos.

Soy el feliz cumplimiento,

de mi última profecía.



DESPEDIDA...



Mi silencio, se despidió;

la miré y ella se fue con mi mirada.

Se quedó mi presente sin ella.

Una tarde triste se quedó conmigo.

Esperé que regresara el futuro,

y después, me fui con mis ojos perdidos...

Volví a mi origen,

cerré mi última puerta,

cultivé mi jardín interior,

escuché la canción liviana del viento,

sentí la alegría suave de la brisa,

contemplé la danza ligera de las nubes...

Solté mi blanca paloma para que volara libre,

la vi volar hacia el azul infinito,

al atardecer regresó a mi corazón...

Caminé sobre el silencio cósmico,

escribí con mis pasos matutinos versos de esperanza,

versos verdes, azules, rojos...

busqué a los vientos del atardecer,

les recité mis versos azules,

ellos los llevaron por toda la tierra,

al final, cansados, se cayeron al mar,

se transformaron en lágrimas saladas,

que se disolvieron en la nada...

Aprendí a cultivar estrellas y arenillas;

volví a reír con el trigo, el vino y el agua.

Mi silencio y mi despedida regresaron...

Tal vez mi pasado la mire al pasar...

Me transfiguré en palabra,

regresé al mundanal ruido,

abrí mi puerta y continúo buscando el último sol...



LOS DIOSES DE LA GUERRA.



Duros como el odio, fuertes como el hierro;

aplastan las auroras de los días sacros.

Sus pasiones, pensamientos son blasfemias.

Sus manos inmundas acarician las conciencias

metalizadas de sus adoradores,

y los inocentes niños son sacrificados sobre sus altares cloacales.

Hacen de sus fétidas excreciones un maná,

y de sus ventosidades un incienso.

Dioses con ojos de plomo, con cuerpos para la fornicación;

manosean las inocencias, las pobrezas y las inseguridades.

Dominan, regulan las lágrimas y temores;

ocultan las huellas de sus maldiciones,

bajo las profundidades de desiertos, valles, montañas...

Dioses de la venganza y guerra permanente,

guardianes impíos de osamentas sagradas,

ocultan en las conciencias nocturnas de sus adoradores,

las justificaciones de lo injustificable.

Falsifican la historia para celebrar sus gestas fatídicas.

Queman el cielo en sus templos de tinieblas

y congregan a los obscuros delincuentes del silencio...







MI PADRE MUERTO





Se quedó en mi vacío tu tumba de pena.

La noche indiferente ocultó mi soledad.

Los llantos se fueron, no se pudo ir la tristeza.

Amanecí en los brazos de un sol fantasmal...

Tu recuerdo me apretó las manos.

Tus palabras no se fueron por la noche sideral,

eran tu sutil tesoro que mi corazón guardó.

Tus ojos cerraron el día y miraron la eternidad...

La luz de tu mirada volverá a encenderse,

las flores de tu jardín volverán a florecer...

Estás en la profundidad del ser...

Te encontraré en el fresco oasis de tu dicha...

Eras como un peregrino, inquieto como el mar...

Eras un pájaro azul, de plañideros gemidos...

Eras el silencio solitario del atardecer...

Tu mirada tenía un dejo de melancolía...

Recuerdo tus manos obreras muertas,

ásperas, sencillas, dolorosas, ausentes...

Caminé muchos días por el vacío y la nada.

Me envolvió tu soledad como tumba fría...

Las claridades eternas se me oscurecieron...

Mi pena se me perdió, la tuve que ir a buscar,

la encontré callada, resignada, en los brazos de mi madre;

en la tristeza alada de mi hermana menor...

Tus lágrimas silentes ya se marcharon,

tu cuerpo descendió al silencio de la tierra,

tu voz habla en el secreto de mi alma...

Me dejaste tu muerte como un puente hacia la eternidad...





Cuento: “LAS LLAVES DE ORO”

Por: Mario Andrés Díaz Molina





En Parral, antes de llegar al hospital, salía a medianoche por entre un batral un cura fantasma que hacía sonar unas llaves de oro que parecía que a alguien se las quería entregar. Y todos huían. Hasta que una noche se las recibe un hombre de mediana edad que comienza a florecer en fortuna y que adquiere tierras. Este hombre era mi abuelo materno, Don Fernando Maureira.

Mi madre, María Maureira, heredó estas llaves y toda la fortuna y bienes después del fallecimiento de mis abuelos. Era hija única.

Mi hermano y yo conocíamos esta historia desde niños, pero siempre se nos enseñó a tener sigilo. Para nosotros era un secreto del cual nunca hablamos con nuestros amigos, compañeros de escuela o colegas.

Mi madre, antes de fallecer a los 84 años, hace 5 meses atrás, el 8 de agosto me entregó las llaves de oro. Jamás las había visto ni menos tocado. Este acto le pareció muy mal a mi hermano mayor ¿Por qué yo y no él? Él no pudo entrar a la sala del pensionado del hospital de Talca, donde ella agonizaba, a expresa petición suya. No estuvo en sus últimos momentos. Mi madre, al entregarme las llaves me dijo: ‘Guarda estas llaves hasta tus últimos días y entrégaselas a uno de tus hijos que reúna cualidades y valores que te indiquen que es una buena persona. Tu hermano no tiene estas virtudes, por eso te las entrego a ti, que siempre has sido más prudente y bondadoso. No me defraudes, hijo’. La escuché muy emocionado. Nada de esto le dije a mi hermano y nunca se lo diré. Lo siento por él porque está muy dolido y lo comprendo.

Él me propuso guardar las llaves, un año cada uno, y así sucesivamente. No lo acepté. Discutimos mucho y nos empezamos a alejar. Nuestras familias se están distanciando. Nunca habíamos tenido tantas discordias. He llegado a pensar que estas llaves encierran alguna forma de mal. Esto me aterra.

Con estos pensamientos me quedé dormido una noche. Tuve un sueño que fue una revelación. Se me presentó el cura fantasma pidiéndome las llaves. Debía ir a Parral al lugar donde se aparecía a fines del siglo XIX y a medianoche devolvérselas. Me indicó las características actuales de ese sector. De esta manera superaríamos nuestros conflictos familiares. Pero antes tendría que ir al cementerio de Huerta de Maule y ubicar una tumba muy antigua y deteriorada que sólo conserva las cifras 1825. Así podría tener una certeza que me ayudaría a mantenerme cuerdo y a darle un sentido real a todo lo que me estaba ocurriendo. Además, no perderíamos la bendición de las llaves de oro. El cura habló en un español arcaico y después desapareció.

Al otro día decidí ir a Huerta de Maule, pues, para mí, todo esto era muy real.

Fui solo en mi automóvil, desde Talca, donde vivo y trabajo.

Ubiqué la tumba. Pude constatar que lo único legible era el año 1825. Oré por quién tenía sus restos mortales allí sepultados. No había nadie en el cementerio. Regresé al mediodía a mi hogar. Me sentía muy tranquilo. Después de almorzar con mi esposa e hijos fui a mi oficina. Soy arquitecto. Hablé con mi secretaria y decidí ir a Parral aquella misma noche a entregar las llaves.

Poco antes de la medianoche estuve en la ciudad de mis antepasados. No me costó dar con el lugar.

A las 00:47 empecé a pasearme. Pasadas las 3 de la madrugada no se veía a nadie. De pronto supe que él estaba allí. Cerré los ojos y estiré mi mano derecha con las llaves de oro. No sabría decir qué sentía, no era miedo, pero transpiraba helado. Las llaves se desprendieron de mi mano. Abrí mis ojos y entonces lo vi. Desapareció entre las casas.

Subí al automóvil y regresé de inmediato a Talca.

Estuve en mi casa antes de las 7 de la madrugada. Más feliz no podía estar.

Días después le conté a mi hermano lo que había ocurrido. Intentó no creerme, pero abrazándome me pidió perdón por nuestros desencuentros. Desde esa tarde hemos vuelto a ser la familia unida que siempre habíamos sido.

Hace poco, escuché a un cliente decir que un cura fantasma se aparecía a unos 17 kilómetros al sur-oeste de Parral, en un lugar del cual, en estos momentos no recuerdo el nombre. El sacerdote tiene el ademán de querer entregar unas llaves muy brillantes. Nadie se atreve a recibírselas.



Artículo: “DESAFÍOS DE UNA EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA”

Por: Mario Andrés Díaz Molina



“Estoy en completo desacuerdo con tus ideas,

pero daría gustoso mi vida por defender tu derecho a expresarlas” (Voltaire).

La reflexión política fundamental que surja de un movimiento de renovación de la Democracia deberá elaborar una ideología que busque generar una capacidad para regular y controlar dentro de lo posible, el desarrollo hasta el momento incontrolable de la ciencia, la tecnología y los procesos económicos. Esto es muy necesario para concretizar nuevas formas de hacer política, en particular, para los sectores que se identifican con el humanismo cristiano que hacen de esta visión un planteamiento liberacionista y alternativo al actual modelo neoliberal. Todo este proceso, como es lógico suponer, debe pasar por una educación popular.

Esta búsqueda no ve en la ciencia y tecnología modernas a un “genio maligno” a quien responsabilizar de una desviación constante que pierde el objetivo central de la cultura humana; que es responder a los desafíos que la naturaleza “demasiadas veces hostil al hombre” le impone a éste. El desborde del desarrollo científico tecnológico, hace perder el sentido humano de un proyecto colectivo, en la medida que no se tiene un sistema socio-cultural centrado en la persona humana, e impera una ideología que pretende ocultar los intereses de una clase dominante y, por lo mismo, el rostro humano no se refleja en todos los ámbitos interpersonales. Éste es un aspecto muy esencial del drama de nuestro tiempo que consiste en que lo creado por el hombre se sale de su dominio racional y consciente y, hay entes interesados en mantener esta situación. Esta es una reflexión teórica, un primer paso. Sirve para iniciar una construcción de lo captado de la realidad antes mencionada.

Uno de los objetivos de este tipo de educación democrática, es hacer del pueblo un agente múltiple que a través de un sistema de redes participativas, promueva y fomente entes de control popular que, inspirados en una prudente confianza en el progreso, incorporen las utilidades obtenidas por la aplicación de la ciencia y tecnología al bienestar y vida cotidiana de la población. Esto en principio es una utopía. La actual distribución de los bienes y del control de la tecnología y de los progresos científicos está en manos de unos pocos. No se ve en el horizonte de este modelo neocapitalista el advenimiento de un sistema comunitario de convivencia ciudadana. La alternativa hay que generarla, primero como ya se dijo en el área del pensamiento. Aquí se hace evidente la necesidad de una formación sistemática para un cambio de mentalidad en los estamentos más sensibles de nuestra sociedad que son los más perjudicados por las injusticias que impone “el mercado insensible,” que es un distribuidor clasista o economicista del progreso conseguido por la ciencia moderna. Este proceso tiene que abarcar la educación formal, informal y no-formal. Seguramente predominará el trabajo educativo informal y no-formal.

Lo anterior nos lleva a pensar una nueva pedagogía para hacer política, que tal vez, ya está planteada en el fondo de algún pensamiento clásico. Hay que rescatar la sabiduría de la historia y renovar lo que es necesario.

La política es un fenómeno socio-cultural que entra en el campo de la educación. Un político debe ser un buen educador.

Como católico me interesa promover la tolerancia y el respeto a la diversidad y, no intentar establecer una sociedad que hace de la “muerte civil” de los “extraños” un límite fatal.

Los líderes autoritarios sobresalen dentro de una sociedad mediocre, despersonalizada, políticamente subdesarrollada y sin conciencia plena de la trascendencia. Necesitamos una autoridad integrada a una red de comunidades auto-reguladas que ejerzan la libertad para desarrollar las potencialidades de las personas y sobre estas libertades concretas se pueda renovar la democracia.

La autogestión, la autonomía personal, la libertad de conciencia y el sentido comunitario deben concretizarse en una creación socio-cultural.

Frente al mercado hay que autogestionar estrategias comunitarias para cuestionar, sancionar, usar lo legal y lo éticamente posible para crear una conciencia crítica- democrática sobre el lucro abusivo, el sectarismo en los cargos públicos, la corrupción, etc. Estamos en la era de Internet. Es posible construir “estrategias digitales” para educar por sobre las fronteras convencionales; una ideología humanista cristiana renovada se está gestando en el ciber-espacio; los primeros fundamentos de una nueva sociedad hay que incorporarlos al “territorio virtual del sexto continente (Internet)”; ya es posible constituir una “nueva internacional digital” que unifique voluntades, ideas, emociones, y proyectos colectivos que pueden potenciar movimientos sociales que en definitiva cambien el transcurso de la historia de los pueblos sometidos.

La autonomía personal de un católico maduro del siglo 21 está pidiendo que la Jerarquía Eclesiástica se auto limite en una iglesia fraternal, carismática y respetuosa de la “recta conciencia” de los laicos. Lo jerárquico de la iglesia no es lo que queda del antiguo régimen absolutista. La autoridad en la iglesia es un servicio. Que esto sea efectivo. El autoritarismo clerical no se puede armonizar con el espíritu del evangelio. El respeto a la libertad personal es un valor que emerge del misterio de Cristo.

Hoy, los abusos del imperialismo norteamericano y de otras potencias menores o emergentes, el tema ambiental, el respeto efectivo a la diversidad cultural, la renovación de la fe y moral católicas, el rechazo a los sistemas anti-democráticos, el modelo neo-liberal, etc., son temáticas de una educación formal, informal y no-formal para la democracia que deben ser asumidas por un nuevo humanismo cristiano. Una nueva educación política es urgente.

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