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viernes, 29 de octubre de 2010

Halloween, una fiesta que los grupos satánicos celebran en serio.

“Estoy en completo desacuerdo con tus ideas,
pero daría gustoso mi vida por defender tu derecho a expresarlas” (Voltaire).

Los grupos satánicos celebran Halloween en serio...hay gente que se deja llevar y esto no cambiará... y sobre todo el consumismo del mercado...quiero colocar a la entrada de mi casa: "Aquí no celebramos Halloween, somos católicos"...tendremos que tolerar a los que lo celebren, pero ellos tienen que tolerar a su vez nuestra negativa... ¿no es el momento de pedir al parlamento que legisle una regulación legal, así sería ilegal tirar huevos podridos y otras cosas en las casas donde no se recibe a los celebrantes?...hay que pensar en una sociedad pluralista... El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el "consumo del terror". Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de "superior". Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
Para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes han sido "templos del Espíritu Santo".
Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano tiene "una visión en las antípodas" ya que "el valor de la persona humana es absoluto". Es ajena también al dualismo heredero de Platón que separa el cuerpo y el alma. "Este dualismo y el consiguiente desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto es amada por Dios". Dios, añade el teólogo, "no tiene necesidad de los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que en una época de "pensamiento débil" en la que se mantiene que todo cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que es cada vida humana y su destino eterno".
La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal". ¿No sería el momento oportuno para hacer de esta fiesta de Todos los Fieles Difuntos, una nueva oportunidad para celebrar en familia la Vida que supera a la muerte por la Resurrección de Cristo?


MARIO ANDRÉS DÍAZ MOLINA. Estudiante de Pedagogía en Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule
marioandresdimo@hotmail.com cel. (09) 77477825

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