lunes, 15 de octubre de 2012
Las Marchas Pacíficas no tienen líderes con un testimonio contra la violencia. Son los nuevos Pilatos contradecidos o sobrepasados por los violentistas y las masas bárbaras de hoy.
Las Marchas Pacíficas no tienen líderes con un testimonio contra la violencia. Son los nuevos Pilatos contradecidos o sobrepasados por los violentistas y las masas bárbaras de hoy.
Los organizadores de marchas pacíficas tienen una responsabilidad ética social frente a la sociedad civil. No pueden decir que nada pueden hacer frente a los grupos violentistas. Hay gente que es muy perjudicada por lo
s actos delictuales de esos grupos de encapuchados. Personas que no son precisamente de muchos recursos económicos sufren estos ataques de estas minorías violentas y sociopáticas. No se puede tener la actitud de Pilatos y “lavarse las manos”, como lo hace el Gobierno de turno. Estos organizadores debieran realizar trabajos comunitarios y reparar los daños a la propiedad pública y privada, como forma de hacer la diferencia con los violentistas. Esto no sería una sanción, sino una acción no-violenta reparadora. Sería un testimonio de consecuencia cívica frente a la barbarie. Escuchar a dirigentes que terminan culpando de toda esta violencia al Gobierno y a la injusticia sistémica, es cada vez más estéril y cómodo y por lo tanto, es una mediocridad moral que se suma a la crisis ética de la política y vida cívica.
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